Hay un placer que pocos seres humanos conocen: un vaso de leche caliente, al que se le pone un par de onzas de chocolate negro 99% para que se derritan. En esa misma leche, echar cookies, de las de pepitas de chocolate, a trozos, y comértelas con la cuchara bien mojaditas. Si le añades miel pura, ya te mueres.
Se puede hacer lo mismo con la leche, pero con el turrón de chocolate negro crujiente.
O añadir turrón blando al helado de turrón. O comerse un coulant calentito con helado de turrón.
Hay tantas perversiones y tan pocas comidas al día...