Lo que se necesita es que los ayuntamientos se pongan las pilas y controlen las colonias felinas. No estaría de más algún tipo de ayuda para que la esterilización no resulte tan cara. Una vez se haya controlado la población felina, es ponerse con normativa de cuidados y restricciones duras con el trato que se le da a los gatos porque la realidad es que, en los pueblos, los gatos se siguen tratando, en muchos casos, como mascotas de segunda. Yo estoy harto de ver como mis vecinos pasan de sus gatos y los animales se pasan el día en la calle.