- Editado
La primera mitad de "Fallout" es sin duda la más fuerte, cuando Lucy intenta enfrentarse a las mentiras que le han contado sobre el mundo mientras se mantiene con vida a duras penas. Aun así, aunque las tramas se demoran demasiado en lugares menos emocionantes, los espectadores están ansiosos por ver cómo se revelan los variados misterios y secretos de la superficie y de los habitantes. Extraña pero intensamente divertida, "Fallout" no se parece a nada que hayas visto; sólo por eso, no podrás apartar la vista.
Fallout tiene mucho que recomendar. La partitura de Ramin Djawadi, con toques de Reznor y Ross, zumba con excelencia. Goggins, un actor con un carisma sobrenatural, se come cada segundo que le dan con y sin nariz. Purnell y Moten ofrecen divertidas interpretaciones de dos inocentes que se enfrentan a un mundo salvaje, y existe una verdadera química cuando comparten pantalla. Pero no todo en esta adaptación funciona. En su campaña de marketing, Fallout se ha presentado como una comedia estridente, algo que apoyan los directores de la serie; en una entrevista concedida hace unos años, Joy definió la serie como una "aventura gonzo, alocada y divertida". Sin duda, la serie cree más o menos esto de sí misma. Se puede detectar un ligero toque de The Boys, sobre todo en la forma de gore asqueroso extremo (de nuevo, el MacGuffin es una cabeza cortada literalmente) y de fragmentos juveniles ocasionales que, en su mayoría, son gags de fraternidad. Sin embargo, llamar a Fallout "cómico" es exagerar la sensibilidad de la serie o subestimar el concepto de diversión. Los elementos cómicos, incluso los protagonizados por comediantes experimentados como Chris Parnell (que aparece como el tuerto de la cámara), a menudo parecen más ideas a medias que fragmentos reales.
