
Hacer una de las películas más icónicas de todos los tiempos tuvo un precio, y lo pagaron las estrellas que la protagonizaron.
Incluso hoy, El mago de Oz, de Victor Fleming, es vista como una de las mejores películas de toda la historia del Séptimo Arte. En gran medida se debe a que la cinta fue pionera en muchos sentidos, si tenemos en cuenta el tipo de cine que se realizaba en 1939.
Claro que eso también implicó que el rodaje de El mago de Oz fuese un hervidero de estrés, experimentos y malas decisiones que, en gran medida, pagaron los miembros del reparto.
Tal y como señalan en Collider, la filmación de la icónica película de fantasía fue un festival de despropósitos que se dieron cita para atormentar al reparto y el equipo, empezando por Judy Garland, que tenía 16 años mientras filmaba El mago de Oz.
El alto nivel de estrés del rodaje hizo que Garland tomase grandes cantidades de estimulantes y calmantes para mantenerse activa, algo que muy probablemente incidió en sus posteriores problemas de adicción.
El mago de Oz: un rodaje de alto riesgo
Pero lo de Garland es solo la punta del iceberg. El Hombre de Hojalata iba a ser interpretado por Buddy Ebsen, pero se intoxicó al ingerir por accidente parte de la pintura de aluminio con la que lo maquillaron para el rodaje y no pudo regresar al trabajo. Su reemplazo, Jack Haley, tampoco se libró, y tuvo una infección en un ojo por la misma pintura.
Ray Bolger lo dio todo para interpretar al Espantapájaros, a costa de sufrir heridas por la arpillera que le dejaron cicatrices en el rostro tras completar el rodaje de la película.
Luego tenemos a la pobre Margaret Hamilton, que interpretó a la Bruja Mala del Oeste. Su maquillaje verde se le filtró en la piel y tardó meses en desaparecer por completo.
Pero eso no es todo. La actriz sufrió quemaduras al incendiarse su atuendo tras una de las explosiones provocadas por el equipo para provocar el destello blanco que se ve cuando el personaje desaparece de escena. El fuego afectó especialmente los nervios de su mano, que tuvo que cubrir con un guante verde tras regresar al rodaje.
Hamiltom cobró desconfianza tras aquello y, ya de vuelta tras su baja médica por las quemaduras, se negó a realizar una secuencia que implicaba pirotecnia. La actriz fue hábil, pues su doble de escena, Betty Danko, sufrió quemaduras.
A todo esto, y otros detalles que no enumeramos, hay que sumar la brillante idea de utilizar amianto para recrear la nieve de la escena del campo de amapolas, una práctica demasiado común en el rodaje de películas durante buena parte del siglo XX.
En los años 30 no existían los sindicatos en la industria cinematográfica tal y como los vemos hoy en día, por lo que estrellas y equipos estaban a merced de decisiones de los estudios que obviaban su bienestar con miras a los beneficios o a la innovación. El mago de Oz es solo un ejemplo de estos casos, pero está lejos de ser el único.
Fuente:
https://www.hobbyconsolas.com/noticias/rodaje-mago-oz-fue-trampa-mortal-caracter-pionero-1390282