Hay gente que cree que las compañias estan para ganar dinero, pero no tiene por quĂ© ser asĂ. Cuando te has pasado el juego, cuando controlas banca, medios de comunicaciĂłn, fondos indexados, llega un punto que lo que pierdas te va a entrar por otro lado.
Puedes permitirte campañas eternas de desmoralizacion porque quien sufre, es el que pierde el curro, no tu. Por eso en occidente llevamos mas de una década en la que parece que los productos son abiertamente hostiles contra el consumidor. Que las empresas tienen que darnos una lección. Que las cosas no pueden ser esteticamente atrayentes, especialmente en cuanto a protagonistas femeninas, que los héroes no deben pertenecer a tu pueblo, que los guiones no pueden tolerar la idea de que salgas mas contento del cine del que entraste.
El patrĂłn se ha hecho tan absurdamente evidente, que la mayorĂa de la gente ya ni finge que no ocurre. Y por supuesto, la fatiga crĂłnica de estar expuestos a esta morralla, hace que la gente la intente evitar. Van a ser muchas las empresas de entretenimiento que caigan por priorizar la propaganda desmoralizante a ofrecer un producto.