Que su familia y seres queridos le guarden el cariño que le deban, pero de cara al personaje público, el aporte a la sociedad de él y otros gobernantes de Marbella se saldó con condenas en firme por corrupción, y decenas y decenas de millones que no han aparecido y que estamos pagando todos. Ese legado seguro que muchos marbellíes se lo quedan, por desgracia.
Esa es la verdadera pena, aunque al menos sus mordidas y las de otros tantos de Marbella no quedaron impunes y fueron condenadas, que en este país alargada es la lista de políticos sin condenar yéndose de rositas donde la comisión por adjudicación de contratos eran norma, hasta estar intitucionalizadas, desde escalas pequeñas como ayuntamientos a grandes como gobiernoa autonómicos, y muchos de ellos se morirán sin condena alguna.