Hugh Grant: “Me vi arrastrado al papel de héroe romántico. Me fue bien, pero no creo que sea lo que mejor se me da”
David Canfield, Darío Gael Blanco
9-12 minutos
Hugh GrantJason Bell
Lo más aterrador de la interpretación de Hugh Grant en Heretic (Hereje) es su inicial (y escalofriante) familiaridad, que recuerda al chico del que todo el mundo se enamoró, desde Julia Roberts hasta Reneé Zellweger, pasando por Sandra Bullock. Además de millones de espectadores, claro. Es curioso y encantador, pero un poco difícil de leer. Las dos misioneras mormonas que acaban de llamar a su puerta no saben que bajo esa apariencia atractiva se esconde algo mucho más siniestro. Tampoco que, una vez entren en su casa, es posible que no salgan vivas de ahí.
Grant se enfrentó a un enigma al abordar el “personaje brillantemente complejo y pirado” de Heretic (Hereje). Sabía que encarnar a un villano en una creativa cinta de terror implicaba meterse en la piel de un tipo que se regodea en su maldad. También que tendría que convencer a los espectadores de que podría salir indemne de lo que fuese que estaba planeando. Así que el actor que se ha pasado la mayor parte de la última década deshaciéndose de su personaje en multitud de comedias románticas (pulido hasta la perfección en Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill y Love Actually) decidió resucitar apenas una pizca de él. “Lo último que quieres es que el público se quede ahí pensando ‘Estas chicas son idiotas, el tipo es claramente un capullo y un rarito’. Estaba sometido a cierta presión por emplear mis dotes de simpatía y encanto", me cuenta.
Grant se explica con esa sonrisa cómplice suya, un tanto icónica. Los dos estamos apretujados en un reservado de un restaurante de un hotel en Toronto, y el actor admite que sigue de resaca tras las críticas excelentes que recibió Heretic (Hereje) en su noche de estreno. Y con razón: esta película nos presenta su papel más rico en la gran pantalla desde hace unos cuantos años, y en particular la finura con la que se desenvuelve con los diálogos densos y extensos. Para prepararse su papel, Grant leyó ensayos de Christopher Hitchens y libros sobre asesinos en series, preparó un collage de ideas con figuras que abarcaban desde Richard Dawkins a Jeffrey Dahmer y desarrolló un look con tela vaquera y gafas de ver con montura ochentera. El resultado es un Sr. Reed tan astuto como terrorífico, un antagonista que solo él podría interpretar.
Heretic (Hereje) planta un signo de exclamación en los últimos años de su carrera, repletos de villanos convincentes cuyos motivos y métodos apenas se divulgan. En la mayoría de estos proyectos, no ha sido el protagonista. Serlo aquí parece, pues, de lo más apropiado, ya que los directores, Scott Beck y Bryan Woods, pensaron en él como colaborador potencial al verle en Cloud Atlas. La epopeya desquiciada de ciencia-ficción de las hermanas Wachowski incluía a Grant interpretando seis papeles diferentes, y la estrella les atribuye el haber salvado su carrera tras su último fiasco como protagonista, la película de 2009 ¿Qué fue de los Morgan?.
“Estaba completamente a la deriva. Las Wachowski me ofrecieron unos pocos papeles pequeños en Cloud Atlas y, si te soy sincero, probablemente solo lo hicieron porque alguno de sus distribuidores internacionales habría dicho ‘Necesitamos más nombre reconocibles. Mete a alguien conocido ahí’. Así que pensarían: ‘Oh, no es que queramos a Hugh Grant, pero le daremos algún papel diminuto’. Lo negarán pero creo que en parte es lo que sucedió".
Grant aceptó con una condición: que añadiesen uno más a su lista de papeles. En concreto, el del marido de Ben Whishaw, un lío romántico que se repetiría en Un escándalo muy inglés. Salió renovado de aquella película.
“Pensé en que solía disfrutar mucho haciendo personajes; de hecho, hubo un tiempo en el que casi disfrutaba actuando", bromea. “Empecé haciendo vocecillas ridículas, personajes raros, haciendo reír a la gente en la universidad. Luego hice un espectáculo de comedia en Londres. Hacía personajes. Y luego, por pura casualidad, tal vez por mi aspecto, me vi arrastrado al papel de héroe romántico. Me fue bien, pero no creo que sea lo que mejor se me da —en parte porque es menos divertido—”.
En la década de 2010, las ofertas que le llegaban “cambiaron por completo”. Se pregunta si ha interpretado a algún buen tipo en los últimos ocho años. El Tigre Tony de Sin glasear o los Oompa Loompas de Wonka son los que más se acercan, porque más allá de los papeles escurridizos por los que fue nominado a los Emmy en las prestigiosas Un escándalo muy inglés y The Undoing y sus archivillanos en Paddington 2 y en The Gentlemen: Los señores de la mafia, no hay mucho más donde elegir. He aquí un motivo: resulta que es excelente haciendo de malo, y en Heretic (Hereje) lo demuestra con creces. Es una delicia despreciarlo cada vez más, a medida que van avanzando las escenas.
“En una pantalla grande, durante 90 minutos, a no ser que haya una sensación de gelatina temblorosa —ya sabes, esa parte interior dañada— será un aburrimiento y se quedará en un malo que se mesa los bigotes. Tienes que llegar a la gelatina", explica.
Hugh Grant con el Globo de Oro que ganó en 1995.
STR/Getty Images
Cuando se hizo famoso a mediados de los 90, pensó que tenía que seguir yendo de rompecorazones incluso cuando las cámaras no estaban grabando. “Lo irónico de los papeles que interpreté con Richard Curtis es que en realidad fueron personajes para mí; yo no soy ese tío tartamudo y parpadeante. El error catastrófico que cometí fue que, como Cuatro bodas y un funeral tuvo tantísimo éxito que pensé vaya, este es el camino de la riqueza y el éxito infinitos. A la gente le encanta esa persona. Así que lo interpreté en la vida real: empecé a ser él en las entrevistas. En mi discurso de agradecimiento en los Globos de Oro de 1995 dije ‘Os adoro, madre mía, blablabla. Muchísimas gracias’. Menudo gilipollas. Interpreté a ese personaje porque pensé que todo el mundo lo adoraba. Jamás fui así, en absoluto”.
Pero resulta que no todo el mundo estaba tan fascinado: “Al final acabó repeliendo a la gente, y con razón".
Le atribuye al jefe mujeriego y macizo de El diario de Bridget Jones (2001), Daniel Cleaver, el mérito de desmarcarse de ese tipo, tanto dentro como fuera de las pantallas. La comedia romántica taquillera, que coprotagonizó junto a Renée Zellweger y Colin Firth, introdujo una nueva variación del poderío estelar de Grant. “Tengo personas cercanas que siempre me han dicho que ese personaje se parece mucho más al Hugh de verdad", afirma. Le pidieron recuperar aquel papel tan espinoso en la secuela de 2004 sequel, Bridget Jones: Sobreviviré, y lo hizo, y también se lo propusieron en la siguiente, Bridget Jones’s Baby (2016), lo cual declinó. “De veras no hubo manera de hacer que encajara mi personaje, simplemente no cuadraba, así que me hice a un lado", explica.
Cleaver está de vuelta, eso sí, en la cuarta entrega: Bridget Jones: Loca por él, que se rodó este verano y se estrenará en San Valentín. Así que no, no se murió en aquel accidente de avión. El guion de la adaptación de la novela homónima de Helen Fielding en principio no le resultó satisfactorio, al menos en lo que a su papel se refiere. “Me encantó el guion, me hizo llorar, y quise echar una mano con este. Pero ahí no hay ni rastro de Daniel Cleaver. Querían que estuviese y al final hicieron algo que no me hacía demasiada gracia”, cuenta.
Grant tomó cartas en el asunto tras expresar su insatisfacción. “Escribí algunas escenas” que gustaron suficiente a los realizadores como para incluirlas en la historia, revela. A partir de ahí, se unió oficialmente al elenco. “Es sin duda el mejor [libro de Bridget Jones] y creo que es muy, muy divertida y emocionante. No salgo mucho, trabajé una semana y ya… pero cuando veas la película, te emocionarás mucho", sostiene.
Tremenda negociación para apenas una semana de trabajo, pero así es como opera Grant. Ya sea para Bridget Jones o para Heretic (Hereje), se prepara de forma exhaustiva. No se compromete a nada sin habérselo estudiado a fondo y no tiene remilgos a la hora de echarse atrás. En general, dado que está haciendo principalmente cine independiente y televisión, se muestra especialmente escéptico con los proyectos de gran presupuesto de los principales estudios.
“He rechazado unos pocos cuya calidad o grado de independencia otorgado al cineasta me parecieron insuficientes. Sentía que tenían a una gran corporación respirándoles en la nuca, y no quiero tomar esa tomar esa decisión", cuenta. ¿Pero cómo fue capaz de saberlo? “Preguntándoles sin rodeos. Preguntaba a los directores. Se puede saber bastante pronto, ya que si tienes alguna idea para el papel antes de aceptarlo sugieres cosas, y se nota si hay mucha cerrazón por parte de los ejecutivos no creativos”, explica.
A cambio, puede que Grant haya encontrado su lugar feliz. Se podría señalar a Heretic (Hereje), que recupera la presencia de su antiguo estrellato desprendiendo algo más extraño y oscuro. O a la próxima de Bridget Jones, la franquicia con la que descubrió cómo volver a ese mundo. Qué narices, si eres Grant, podrías decantarte por Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones, uno de los papeles en una gran producción de los que se siente más orgulloso hasta la fecha. “Es una película fantástica”, dice. Pero lo acompaña de un par de opiniones mordaces y bien razonadas; en este caso, con respecto a lo mediocre de su recaudación en taquilla.
“Es para mí el mayor de los misterios: ¿por qué nadie hizo un estudio de mercado antes? Creo que eso es lo que falló: básicamente, la gente pensó que no le apetecía ver una película sobre un juego. ¿Cómo es que nadie se lo preguntó?".
Por supuesto, estamos hablando de Hugh Grant. Si algo cabe esperar de él, es que plantee las preguntas más difíciles.
Artículo original publicado por Vanity Fair US. Accede aquí.
Fuente:
https://www.revistavanityfair.es/articulos/hugh-grant-entrevista-heretic-hereje-bridget-jones?utm_source=pocket-newtab-es-es