Fallout 3.
Salgo del refugio y en vez de ir por donde me insinuaban decido explorar el Yermo, con el resultado de que nunca encontré a Meatball y que estaba tan jodido y falto de recursos que me estaba planteando seriamente comenzar partida nueva porque no podía volver lo suficientemente atrás en mis partidas guardadas.
Cuando estoy a punto de claudicar, sintiéndome un auténtico paria del Yermo, me encuentro con un vejete en una chabola que me da palabras de ánimo y me ayuda. No sé el tiempo que estuve mirando la pantalla, intentando tomar fuerzas para lo que sabía que tenía que hacer si quería sobrevivir, hasta que por fin le reventé la cabeza por detrás como un puto mierda. Lo que puede saquear del cuerpo y de la chabola me permitieron recuperarme y continuar hasta la conclusión de la historia del "héroe".
Aún sueño con ese momento.