Elijah y Ronan
En la mesa, Lady Mirabelle toma asiento con elegancia frente a Percy, observándolo con una mezcla de curiosidad y cortesía. Su tono, al hablar, es dulce pero marcado por la autoridad que viene con su linaje.
"Ha sido un alivio veros regresar, Sir Percy," comienza Mirabelle, entrelazando las manos sobre la mesa. "Llevábamos semanas oyendo rumores preocupantes. Nadie sabía nada de vos, y creedme, eso ha causado no pocos sobresaltos en mi familia. He estado aquí, en esta posada, preparándolo todo para la boda de mi hermana. Pero... decidme, ¿qué os ocurrió?"
Percy, tomando un sorbo de su bebida como si necesitara tiempo para entrar en su papel, se endereza y adopta un tono teatral, claramente disfrutando de ser el centro de atención.
"Ah, Lady Mirabelle, qué historia tan singular os traigo," empieza, haciendo un gesto amplio con la mano. "Fui capturado por Stromboli y su banda, doce de los más despiadados villanos que jamás habréis oído nombrar. Pero, gracias a mi valor y a mis... compañeros de armas," lanza una mirada de agradecimiento exagerado hacia sus amigos, "logramos superar esa terrible prueba."
Mirabelle arquea una ceja, interesada, mientras Percy prosigue.
"Permitidme hablaros de Vaughn, mi fiel guardaespaldas. Su fuerza es comparable a la de un gigante, capaz de aplastar enemigos como si fueran moscas. Un verdadero coloso en combate."
La joven noble sonríe ligeramente, pero Percy no pierde el ritmo.
"Y Elijah, un amigo leal y valiente, cuyo ingenio y habilidad con las armas salvaron nuestras vidas en más de una ocasión."
Hace una pausa, apoyándose en la mesa como si estuviera a punto de revelar el clímax de su relato.
"Y claro, mi humilde aportación." Percy se inclina ligeramente hacia adelante, bajando la voz como si fuera un secreto solo para ella. "De los doce integrantes de Stromboli, derroté a dos. ¡En combate singular!¡Pero además había goblins!"
La aasimar, de pie tras Mirabelle, apenas reacciona, aunque un leve arqueo de ceja sugiere que está escuchando con más atención de la que parece.
"¿Dos, decís? ¿Y goblins?" pregunta Mirabelle, esbozando una sonrisa que camina entre la incredulidad y el halago. "Eso suena como una hazaña digna de canciones, Sir Percy. Quizá mi hermana debería escucharla directamente de vuestros labios en la cena de la boda."
Percy se encoge de hombros con falsa modestia. "Oh, milady, no quiero abrumar a vuestra hermana con historias de peligro y heroísmo... a menos, claro, que insista."
La conversación sigue fluyendo entre sonrisas y comentarios amables, mientras Percy parece deleitarse en el papel de héroe improvisado, aunque sus amigos probablemente discrepen en silencio sobre los detalles de su relato.