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John 3:16: la increíble historia del fanático 'apóstol' del deporte

Rollen Stewart como 'Rainbow Man' y su pancarta en México 1986Getty Images
Actualizado 31/12/2024 - 11:23CET
Rollen Stewart es un nombre desconocido para todos los amantes del deporte de menos de 40 años de edad. Para los demás también, salvo una exigua minoría ubicada sobre todo en Estados Unidos. Pero si hablamos de 'John 3:16' la cosa cambia. Son muchos quienes recuerdan que durante los años 70 y 80, en unos años en los que los eventos tenían menos difusión televisiva que ahora, y por tanto su impacto era mayor, 'John 3:16' era una imagen casi constante en las citas más relevantes. 'John 3:16', en aquellos años, era una presencia constante en el deporte, en América del Norte, del Sur y Europa. La NBA, el 'football', el 'soccer', la NASCAR... Tras los goles de Maradona, tras los drives de Norman, Nicklaus o Langer, tras los pases de Joe Montana o los mates de James Worthy solía haber un 'John 3:16'. Y frente a la pantalla, normalmente, un pregunta ¿Por qué está eso ahí? ¿Quiénes lo llevan? ¿Por qué?
Porque a nadie se escapaba que si 'John 3:16' -en realidad una pancarta en la que eso se leía- estaba allí, estaba tantas veces en tantos sitios, era por algo. En efecto, 'John 3:16' era 'alguien'. Y tenía un plan.
'John 3:16' es lo que parece: un versículo bíblico: versículo 16 del capítulo 13 del Evangelio de San Juan. En la edición bíblica de Reina-Valera -la versión clásica protestante en lengua castellana-, dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna", lo cual ha sido llamado un 'Evangelio resumido'. Es evidente que las personas detrás de las pancartas de John 3:16 se dedicaban al proselitismo religioso en los recintos deportivos. ¿Quién y cómo?

Rollen Stewart como Rainbow Man durante las Series Mundiales de 1982Focus On Sports
El 'quien' es este Rollen Stewart. Con él colaboraron varias personas pero él era la cabeza visible y protagonista de lo que era, en efecto, un movimiento religioso. No es que empleara la religión como pretexto para 'colarse' en los mejores eventos, a la manera de la leyenda aquel 'hombre del hielo', que durante mucho tiempo entró gratis -se dice- en todos los grandes espectáculos de España con una barra de hielo al hombro, con presunto destino a las neveras de los bares y por tanto fue víctima del progreso que significaron las neveras eléctricas. A Rollen le cabe un mérito mucho mayor: se dio cuenta del inmenso potencial propagandístico del deporte y actuó en consecuencia.
Pero Stewart no se colaba. Tenía seguidores que le financiaban los viajes y las entradas con el objeto de hacer proselitismo religioso. Tampoco era un 'obispo', de esos que hay en Estados Unidos al frente de una iglesia fundada por él mismo cual secta medieval sin Inquisición que la persiga. En principio, junto con su esposa, había creado un personaje: Rainbow Man: ataviados con vestidos y pelucas multicolores trataban de hacerse famosos irrumpiendo en eventos como aquel Jimmy Jump hispano. Pero tuvo una revelación religiosa y decidió predicar el 'mensaje'. Y creó en torno a él una comunidad que le financiaba. Tampoco mucho.

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El John 3:16 se vio por primera vez bajo las canastas de las Finales de la NBA de 1977 (Blazers 4-2 Sixers), siguió por el All Star de la MLB de 1979, en Augusta, por las 500 Millas de Indianápolis, el Mundial de México 86, por los grandes partidos de la NFL, por la boda del Príncipe Carlos y Lady Diana... Llegó a ir a la URSS: se plantó en los Juegos Olímpicos de Moscú 80 pese al boicot estadounidense. La policía soviética le impidió que desplegara su pancarta en el Estadio Lenin y le detuvo brevemente, pero sin mayores consecuencias. Volvió a ser detenido en los Juegos de Invierno de Sarajevo 1984. La policía yugoslava le tomó por espía que mandaba mensajes en clave. Tampoco es que contara con grandes simpatías en el deporte: En general, los realizadores y cámaras de televisión tenían instrucciones de no mostrarlo. Pero a veces era imposible eludirlo. Solía utilizar un pequeño televisor a pilas para encontrar los tiros de cámara correctos. Y a veces contraatacaba: cuando los Washington Redskins retiraron sus pancartas en un partido él les demandó por violar su libertad de expresión.
Sin embargo, Rollen no era un caradura. Pensaba de verdad que estaba haciendo apostolado: no era rico, vivía en su coche. La vida tampoco había sido amable con él. Su padre murió cuando era niño y no era mucho mayor cuando su madre falleció también, en un incendio. A su hermana mayor la asesinó su novio.

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Y quizá entre unas cosas y otras pareció perder un tanto la fe en la eficacia de su 'predicación' y a finales de los años 80 cambió de modus operandi. Y se dedicó a atacar con bombas fétidas lugares o eventos que no le gustaban: otras Iglesias y centros religiosos o eventos como los América Music Award: su mensaje ya no era una proclamación pacífica: "Dios cree que esto apesta", proclamaba con sus bombas. Y su forma de actuar, paralelamente, iba haciéndose más violenta. Del Masters de Augusta de 1991 le echaron por tocar una bocina cuando Jack Nicklaus preparaba un putt. Antes, su cuarta esposa pidió el divorcio y le acusó de agresión. Alegó que Rollen intentó estrangularla por no poner una pancarta en el sitio correcto en las Series Mundiales de 1986.
El ambiente religioso de los Estados Unidos es muy curioso. Colonizado en los siglos XVII y XVIII por europeos que huían, en muchos casos, de las guerras de religión, estos se habían llevado allí tanto sus creencias como su espíritu belicoso, reclamando tolerancia para que ellos pudieran proclamar, si querían, una intolerancia bíblica. Como antes hemos señalado, estas religiones se fueron en muchos casos atomizando, uniendo a su fundamentalismo bíblico el rechazo a todo tipo de poder ajeno, quizá como recuerdo de esas guerras en los que los Estados se reservaban el derecho de matar a quienes no siguieran la religión 'correcta'. Y, como 'salvaguarda' de su 'libertad', unieron la defensa a ultranza del derecho a armarse y, de forma paralela, a establecer milicias armadas. De la extensión de ese movimiento dan idea los recientes sucesos políticos en Estados Unidos, con las presidencias de Donald Trump y los apoyos que estas han recibido.

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Stewart pertenecía a ese 'ambiente'. Parte de esos creyentes creen que, antes de la Segunda Venida de Cristo a la tierra, tendrá lugar el 'Rapto': los verdaderos creyentes, vivos y muertos, serán llevados de la tierra al Cielo para volver junto a Cristo. Y no es una creencia tangencial: Sobre todo en la década de 1840, algunas de esas iglesias fijaron fechas del fin del mundo. Como no se producía, iban pasando de una a otra. Que al final no pasara nada fue conocido como el Gran Chasco, pero tampoco les creó mayores problemas de fe: ya acertarían, se dijeron. Y en septiembre de 1991 Rollen estuvo seguro de que el Rapto, y el fin del mundo por tanto, estaba cerca. Tenía que esforzarse en proclamar su mensaje para salvar a la Humanidad. A Rollen, además, las cosas no le iban bien. Por esas fechas era prácticamente un 'sin techo'.
Urdió un plan 'definitivo' cuyo alcance no ha llegado a conocerse plenamente. Ya en 1992 contrató a dos trabajadores para algún tipo de misión. Los llevó a un hotel junto al aeropuerto de Los Ángeles y allí, armado de una pistola y de bombas fétidas, trató de encerrarles en un cuarto de baño junto a una camarera de planta. Los trabajadores lograron huir y la camarera, encerrarse en lugar seguro. Los trabajadores avisaron a recepción el hotel, esta a la policía y llegaron varios equipos SWAT. Rollen se enfrentó con ellos con bombas fétidas. Cuando le intimaron a rendirse y entregarse pidió un equipo emisor para difundir su mensaje, pero amenazó también con disparar sobre los aviones que despegaban y aterrizaban en el aeropuerto. Y los SWAT no sabían si tenía más armas. Finalmente, tras ocho horas de asedio, Rollen, que había tapado todas las ventanas con carteles de John 3:16, fue arrestado y se rescató ilesa a la camarera. La policía encontró una pistola y 47 balas.

Rollen Stewart es retirado de la sala de su proceso cuando trataba de realizar una proclama. Su juicio fue noticia en ESPN.
Rollen Stewart fue a juicio: se le ofreció que se declarara culpable, a cambio de 'solo' 12 años de cárcel. Pero se negó, queriendo usar el juicio para difundir su mensaje. De modo que fue juzgado por tres delitos graves. Entre ellos, secuestro, y se le declaró igualmente culpable. La verdad es que no fue juzgado en un momento favorable para él. En Estados Unidos existía la conciencia de que los grupos religiosos fuertemente armados podrían convertirse en un problema serio. Por esas fechas una secta fundamentalista armada hasta los dientes, la de los Davidianos, había mantenido una batalla contra las fuerzas del orden en la localidad texana de Waco que acabó con 80 muertos: cuatro agentes y 76 sectarios. Un año más tarde un terrorista de extrema derecha, Timothy McVeigh, hizo volar en venganza de los hechos de Waco un edificio federal en Oklahoma: causó 168 muertos. Otro radical, Unabomber, enviaba bombas por correo sin que hubiera forma de atraparlo.
Rollen Stewart no llegó a esos extremos, aunque no puede saberse si hubiera seguido la deriva cada vez más radical en sus acciones de no ser detenido. Hoy, a veces se ve algún John 3:16 en alguna grada pero ya no es Rollen quien lo lleva. En la actualidad Rollen Stewart, que en 2024 ha cumplido 80 años, está en la prisión de Mule Creek cumpliendo tres cadenas perpetuas consecutivas. Se le ha negado varias veces la libertad condicional y suele decir que sí, que debía haber aceptado el pacto... En una entrevista con la revista People declaró que sí, que el había oído a Dios...