Los análisis genéticos de restos humanos hallados en yacimientos están revolucionando el conocimiento de las sociedades antiguas. A la información que tradicionalmente se obtenía por el estudio de los objetos, herramientas, restos animales y de los propios cuerpos se añade la posibilidad de conocer la relación parental entre los individuos de una comunidad. Y esto ha permitido ahora descubrir que en el territorio que actualmente es el sur de Inglaterra, hubo durante la Edad de Hierro una sociedad centrada en las mujeres, y no en los hombres, como se asumía que era lo habitual.
Este estudio internacional en el que han trabajado conjuntamente genetistas y arqueólogos se basa en el análisis de 50 genomas antiguos de una comunidad y se publica este miércoles en la revista Nature.
El estudio identifica una sociedad matrilocal, en la que la tierra se heredaba por línea materna y en la que los hombres eran los que se trasladaban a la comunidad de sus esposas, en lugar de ser ellas que las que se iban a vivir a las localidades de origen de sus esposos. Aunque lo habitual hasta ahora era encontrar comunidades en las que las mujeres eran las que se desplazaban, en este enclave permanecían en sus lugares de origen, de lo que se desprende que eran las propietarias de la tierra, y tenían prestigio y poder, según los autores.
Como explica Lara Cassidy, profesora del Trinity College y líder del estudio, en uno de los cementerios estaban enterradas un gran número de personas emparentadas: "Reconstruimos un árbol genealógico con muchas ramas diferentes y descubrimos que en la mayoría de los miembros su linaje materno se remontaba a una sola mujer, que habría vivido siglos antes. Por el contrario, las relaciones a través de la línea paterna eran casi inexistentes", detalla en un comunicado. Su conclusión es que "los maridos se mudaron para unirse a las comunidades de sus esposas al casarse, y que la tierra, potencialmente, se transmitía a través de la línea femenina".
El medio centenar de genomas analizados procede de varios enterramientos de Dorset, en el sur de Inglaterra, que fueron utilizados antes y después de la conquista romana de Britania del año 43. En concreto, tomaron muestras de ADN de un yacimiento cercano a Winterborne Kingston, apodado "Duropolis", que los arqueólogos de la Universidad de Bournemouth han estado excavando desde 2009. Anteriormente, ya habían observado que las tumbas de mujeres estaban más ricamente ornamentadas. Uno de los enterramientos analizados para este trabajo pertenece a una mujer joven, que fue inhumada junto a un espejo y joyas.
as prácticas funerarias que se realizaban en la Edad de Hierro, donde eran frecuentes las cremaciones pero también la exposición al aire libre de los cuerpos, no han favorecido una buena conservación de los restos humanos para practicar análisis de ADN. Dorset es una excepción debido a las costumbre para enterrar a las personas que tenían los durotriges, una de las tribus que vivieron en el sur de Gran Bretaña antes de la invasión romana.
Pese a estas limitaciones, los investigadores creen que este tipo organización social en el que las mujeres eran las protagonistas no estaba restringido a la zona que hoy es Dorset. Al revisar estudios genéticos anteriores de la Gran Bretaña de la Edad del Hierro detectaron el mismo patrón, aunque el número de muestras era menor: "En toda Gran Bretaña vimos cementerios donde la mayoría de los individuos descendían por vía materna de un pequeño conjunto de ancestros femeninos. En Yorkshire, por ejemplo, se había establecido una línea matricial dominante antes del 400 a.C. Para nuestra sorpresa, se trataba de un fenómeno generalizado y con profundas raíces en la isla", explica el coautor del estudio Dan Bradley, profesor de Genética de Poblaciones del Trinity College.
Aunque los autores de la investigación afirman que es la primera vez que se documenta en la prehistoria de Europa un sistema social de estas características, puntualmente se han hallado pruebas de empoderamiento social y político de mujeres en la Edad del Bronce, tal y como recuerda Marina Lozano, investigadora en el IPHES-CERCA y profesora asociada en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona (URV). En declaraciones al Science Media Centre (SMC), menciona "el caso de un enterramiento femenino de La Almoloya (en la localidad murciana de Pliego) de la cultura de El Argar, donde la mujer inhumada en la tumba 38 parece que había tenido un elevado estatus social y posiblemente político".
Como repasa Miles Russell, director de la excavación y coautor del estudio, "más allá de la arqueología, la mayor parte del conocimiento que existe sobre la Gran Bretaña de la Edad del Hierro proviene principalmente de los escritores griegos y romanos, pero no siempre se los considera los más confiables. Dicho esto, su comentario sobre las mujeres británicas es notable a la luz de estos hallazgos. Cuando llegaron los romanos [a Britania], se sorprendieron al encontrar mujeres ocupando puestos de poder. Dos de los primeros gobernantes registrados fueron reinas (Bouda y Cartimandua) que comandaban ejércitos". Ahora, añade, la combinación de la arqueología con la genética revela que las mujeres tuvieron influencia en muchas esferas de la vida de la Edad del Hierro.
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