Tampoco le conozco de nada. Sin embargo, un ser humano es un fin en sí mismo: aunque no me reporte ni me importe, preferiré que siga sano y salvo.
Sobre ese bullying, es fascinante lo que hace la impunidad del anonimato juntada a una muchedumbre. No dista mucho de cazas de brujas en Twitter, o literales, o pogromos. Hay que ver lo bien que sienta echar a otro de la tribu a la vez que afianzamos lo mucho que pertenecemos a ella.