"¡Pizz dentro, DENTRO!"
Echa un vistazo a su alrededor, analizando la puerta por su lado interior. No quiere que nadie más la siga. Tantea la estructura, buscando algo con qué atrancarla. Nada útil.
El goblin observa con satisfacción cómo la puerta se desliza y se cierra tras él con un golpe sordo de piedra contra piedra.
Se gira hacia el pasillo.
Largo, estrecho, devorado por la negrura.
El aire aquí abajo es denso y húmedo, impregnado de un olor a piedra vieja y tierra removida. Los muros están rugosos, irregulares, con marcas de herramientas antiguas que indican que estos túneles fueron excavados hace siglos. En algunos tramos, las paredes han sido reforzadas con arcos de ladrillo para evitar derrumbes, aunque otros sectores muestran grietas ominosas.
El suelo es desigual, cubierto de polvo y fragmentos de piedra suelta. En algunas zonas, la humedad ha creado charcos oscuros donde el agua rezuma de la roca.
Pizz afina el oído. Nada.
Pero Milly no debe estar lejos.
"Pizz va a ser héroe de Milly. Lo mismo Milly le agradece con placer."
Una sonrisa lobuna se dibuja en su rostro mientras se echa a correr, sus pequeños pies golpeando la piedra con la ligereza de una rata de alcantarilla en busca de su presa.
Pizz avanza con paso rápido, sus ojos adaptándose a la oscuridad con facilidad. El túnel se abre ante él, dividiéndose en dos direcciones.
A su izquierda, el pasillo del este desciende en una leve pendiente, y aunque el sonido de la arena y el combate ha quedado atrás, un murmullo lejano resuena en la distancia. Agua. Una corriente subterránea que fluye en la oscuridad.
A su derecha, el pasillo del oeste es más seco y parece más estable. A lo lejos, en la penumbra de su visión, distingue lo que podría ser una puerta de madera vieja, reforzada con hierro y parcialmente encajada en la pared.
Se detiene un instante, las orejas erguidas, intentando decidir… y entonces la ve.
Una marca en el suelo.
Pizz se agacha. Es una flecha trazada con el dedo en el polvo. Y junto a ella, su propio nombre.
"¡Pizz!"
Su boca se curva en una sonrisa ancha y satisfecha.
"Milly dejar pista para Pizz. Buena chica, no tan descuidada después de todo."
Pizz está a punto de seguir la flecha cuando sus orejas captan un sonido en la dirección opuesta.
Pasos.
Ligeros, pero firmes. Dos personas.
Avanzan hacia el este, hacia el pasillo descendente donde el agua murmura en la oscuridad. No corren, pero tampoco caminan con la despreocupación de alguien que no teme ser seguido.
Pizz entrecierra los ojos, atento. No son Milly.
Por un instante, duda. Seguir las pisadas, descubrir quién más ronda estos túneles… o continuar tras Milly, antes de que sea demasiado tarde?