El legado de Velarde, el 'Oppenheimer español' del Proyecto Islero que pudo convertirnos en una potencia nuclear y fabricar cinco bombas atómicas al año
IMÁGENES: 'PROYECTO ISLERO' (EDITORIAL ALMUSARA) / Instituto de Fusión Nuclear
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El hombre que pudo convertir a España en potencia nuclear se quedó huérfano apenas terminó la Guerra Civil. Guillermo Velarde acababa de volver a Madrid. El regreso, desolador. Su casa había sido ocupada y la habían desvalijado. Primero murió su padre. Después, la madre. Era el intermedio de tres hermanos. Tenía 10 años. A los 13 años, sobrevivió a la tuberculosis. Era un chico despierto y brillante nacido en 1928, que comió mal en su niñez. A eso achacaba que su hermana mayor midiera 177 centímetros y él sólo llegara a los 173. De ella aprendió una lección fundamental. «Siempre había que estar estudiando, era la única forma de salir de aquella miseria», relataba Velarde. Se tomó en serio el mensaje.
Guillermo se convirtió en un sabio de otra era. Piloto de avión, ingeniero aeronáutico, lector voraz , general de división, catedrático de Física Nuclear... acudió a los mejores y más duros centros de enseñanza de España. Después, en su pasión, la energía atómica, en los de mayor nivel del planeta. Sumamente modesto, poco se sabía de su extraordinaria vida hasta que, poco antes de morir, publicó sus memorias: Proyecto Islero: Cuando España pudo desarrollar armas nucleares (Ed. Almuzara). Hoy que se vuelve a hablar del «paraguas nuclear» —por la amenaza rusa ante la indolencia del presidente de EEUU— es tiempo de recordarle.
Estudió los secretos de la energía atómica en Penn State University. En sus instalaciones está el reactor nuclear más antiguo en funcionamiento de América. «Fui a visitar los Laboratorios Nacionales de Los Álamos y Sandía en Nuevo México y el de Lawrence Livermore en California, cerca de San Francisco. Eran los principales laboratorios nacionales de Estados Unidos en donde se investigaba, desarrollaban y construían las armas nucleares. De julio a noviembre de 1957 estuve estudiando en Argonne National Laboratory. El Laboratorio Nacional de Argonne perteneció en sus orígenes al Proyecto Manhattan, con el nombre en clave de Laboratorio de Metalurgia (Metallurgical Laboratory)», rememoraba en su autobiografía. Y aún seguía siendo veinteañero.

"España, por un exceso de prudencia... (de Franco) unido a consejos erróneos, pospuso indefinidamente el desarrollo de una fuerza de disuasión nuclear. Sucedió a pesar de que se había terminado el 'Proyecto Islero' y sus diversas etapas a falta de la correspondiente planta de obtención del plutonio. Pero, sobre todo, sucedió después de haber redescubierto con un gran esfuerzo en 1966 el método Ulam-Teller y desarrollado los códigos de cálculo correspondientes,... Ello hubiera capacitado a nuestro país para fabricar en un futuro sus propias bombas termonucleares, siendo España en aquellos momentos el quinto país del mundo con capacidad para ello", concluyó Velarde.'PROYECTO ISLERO' (EDITORIAL ALMUSARA) / Instituto de Fusión Nuclear
Pensó en quedarse en aquellas tierras, propuestas no le faltaban, pero recibió una carta. Había pasado un lustro formándose en EEUU. «Yo trabajaba en Atomics International... Esta empresa había sido elegida por la JEN (Junta de Energía Nuclear de España) para el proyecto de un reactor nuclear prototipo de los futuros reactores nucleares productores de energía eléctrica». Durante años había intercambiado mensajes con el jefe del JEN con un plan: desarrollar bombas de plutonio. Éste le dijo que tenía que consultarlo con los altos mandos del Gobierno. Era la respuesta.
«Aquella Navidad de 1962 iba a dar un giro a mi vida. A partir de entonces, tendría que abandonar mi proyecto de dedicarme a la investigación científica en mecánica cuántica para iniciar un largo camino lleno de problemas e incertidumbres... El capitán general Muñoz Grandes, jefe del Alto Estado Mayor y vicepresidente del Gobierno, había autorizado que se estudiase la posibilidad de que España pudiera desarrollar armamento nuclear». Sólo él estaba preparado para hacerlo.
Contaba con sólo 34 años. «Al proyecto de la bomba de plutonio, el desarrollo de sus componentes y a una futura fabricación y prueba de las bombas le puse el nombre de Proyecto Islero, en recuerdo del miura que mató a Manolete y que presentía terminaría matándome a disgustos». Siempre citaba al general Charles de Gaulle, quien quería que Europa no dependiera de EEUU para su defensa nuclear. «De Gaulle estimaba que España debía desarrollar su propio armamento nuclear para que en Europa hubiese dos potencias nucleares». Lo apoyaba con hechos, con financiación francesa se construyó la central de Vandellós, clave para el Proyecto Islero. En diciembre de 1964, lo había terminado. Tuvo a su mando un equipo de 130 investigadores.
Sólo se presentaron cinco copias, la primera de ellas se envió a Francisco Franco. «La segunda, al capitán general Agustín Muñoz Grandes, vicepresidente del Gobierno; la tercera, a Gregorio López Bravo, ministro de Industria; la cuarta, a José María Otero, presidente de la JEN; y la quinta, me la guardé yo».

AQUELLA BOMBA 'ISLERO'. Corte del esquema de la bomba atómica española planeada por Velarde.'PROYECTO ISLERO' (EDITORIAL ALMUSARA) / Instituto de Fusión Nuclear
El proyecto era serio, viable y posible. Tanto que Velarde se reunió con el propio Franco para explicárselo. Al dictador le habían dado un presupuesto inflado de 60.000 millones de pesetas. Un bulo. Desarrollar las primeras tres bombas costaría 10.000 millones y realizar la prueba definitiva en el Sáhara otros 10.000 millones más. No logró convencerle.
Pero hubo otros momentos de esperanza para el plan de Velarde. «En mayo de 1972, el reactor de Vandellós I alcanzó la criticidad. Empleando solamente el 7% de sus elementos combustibles... se obtendría anualmente el plutonio enriquecido al 94%, suficiente para fabricar cinco bombas atómicas al año», estimaba el Oppenheimer español, quien tenía 36 de fisión como meta.
Insistió una y otra vez. Se estrelló con la burocracia franquista. Lo intentó también en democracia, pero no quisieron escucharle. El silencio administrativo aumentaba a la par que su fama como investigador. Vio frustrado como países como India, Pakistán y Corea del Norte lo conseguían. Natividad Carpintero, quien le ayudó con sus memorias, recuerda a Velarde y su legado. Rememora una frase de Velarde poderosa: «Las bombas atómicas son de disuasión. Nunca se deben de emplear. Sería una catástrofe».
«En el año 2007 fui nombrado académico de la European Academy of Sciences que cuenta entre sus miembros más de 50 Premios Nobel». Esa era su jerarquía. Velarde falleció hace siete años. El Instituto de Fusión Nuclear (IFN) de la Universidad Politécnica de Madrid lleva su nombre. Partió creyendo hasta el final en el potencial de los cerebros españoles para llegar a lo más alto en la investigación atómica. Y convencido de que, de haberle hecho caso a tiempo, habríamos sido una potencia nuclear.
Fuente:
https://www.elmundo.es/cronica/2025/03/19/67d3f770fdddffff5a8b4592.html