La Euroliga era un éxito en lo deportivo, para mí al menos con un formato perfecto, pero un fracaso en lo económico.
Quizás bajo el paraguas de un mastodonte como la NBA con sus socios comerciales se consiga tener una plantilla competitiva sin estar en pérdidas, pero por mucho que la vistan de otra manera, la mona no va a cambiar.
Son cuatro gatos los que pagan por ver baloncesto. De esos cuatro la mayoría ven NBA porque es donde están los mejores. Y de los cuatro gatos de los cuatro gatos que consumen baloncesto europeo, la mayoría lo que siguen es a su equipo, sudándosela bastísimo un Mónaco-Maccabi.
No hay mucho más donde rascar.