Parroquia culé, seguidores de San Pedri y nazarenos del gran San Chesni.
No dejéis que las amargas tribulaciones os oscurezcan el corazón. ¿Acaso los Hansi-Boys no han demostrado que jamás se rinden? ¿No han derrotado a los titanes europeos y vencido al Maligno, llenando las vitrinas con nuevos trofeos?
El rival es duro pero no lo es más que nosotros. Los italianos juegan en casa, arropados por los suyos. Quizá, la única ventaja, sea que no necesitarán tomar un vuelo de vuelta para ver al Barsita jugando la final. Porque os digo, que nunca me faltará la fe mientras San Chesni guarde los palos y San Pedri lleve el balón. Nunca me faltará cuando el Tiburón encare a puerta y jamás dudaré del liderazgo de nuestro Gran Capitán. Dejemos que el bro de Lamine haga su magia y disfrutemos del espectáculo.

Alea jacta est.