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(Tirada de Percepción de la Santa Compaña)
Uno de los peregrinos responde a María:
"Algunos aún rondan, sí... Aunque la mayoría ya se fueron hacia las colinas, buscando más pistas de los forajidos. No sabíamos que alguien pudiera causar tanto alboroto. Pero si vais hacia Secomber, mejor id con cautela, señorita. Las cosas están... raras."
Otro, más joven y con los ojos enrojecidos como si no hubiera dormido en días, añade:
"Tuvieron palabras duras con algunos de los nuestros... Por suerte, Jory habló con ellos. Y Nami... bueno, también ayudó a su manera."
Uno de los peregrinos responde a Rachel mientras el resto observa con mezcla de nerviosismo y respeto:
"Buscamos rendir pleitesía a los muertos, señorita. En Loudwater hay un camposanto antiguo, sagrado para muchos de nosotros. Dicen que fue tocado por Chauntea y sellado por Lathander. Llevamos plegarias, ofrendas... y algunas preguntas. Porque los sueños no nos dejan dormir, y algunos hemos oído voces entre las ramas."
Otro de ellos, el joven de antes, alza la vista con cierta emoción cuando Rachel pregunta por Jory y Nami.
"Ah, ellos no vienen con nosotros. Están cerca de Secomber, levantando algo nuevo. Una compañía de aventureros, de las de verdad. La han llamado "El Ancla Rota".
Hace una breve pausa, y su tono se vuelve más serio, casi orgulloso:
"Todo empezó por culpa de un amigo. Uno reciente, de esos en los que confías demasiado pronto. Les traicionó en un barco, justo cuando más lo necesitaban. No era un capitán ni un viejo camarada, solo alguien que se ganó su confianza... y la vendió. Desde entonces, lo tienen claro: quieren rodearse de gente decente. Honesta. De los que no huyen cuando el oro deja de brillar."
Hace un gesto amplio, como si pudiera ver la construcción desde allí:
"Ya han empezado a levantar su sede, grande, de buena madera, con una torre lateral y estandartes verdes y dorados. El símbolo es un ancla partida en dos, envuelta en una cuerda trenzada. Aún no llevan ni una semana, pero los que trabajan allí no paran, y los que les protegen... se nota que saben lo que hacen."
El más anciano del grupo asiente con un leve gruñido y dice:
"Y si les va bien, puede que esta tierra vuelva a tener historias con héroes, no solo desgracias."
Justo en ese momento, entre los árboles que bordean el claro, comienzan a vislumbrarse figuras. Algunas llevan faroles o báculos rematados en símbolos de piedra, otras simples sacos al hombro. Son decenas. Casi medio centenar de peregrinos silenciosos, andando en fila irregular por el sendero que atraviesa el bosque. Muchos van descalzos. Varios encapuchados. Una mujer canta en voz baja algo parecido a un rezo, pero desafina y lo hace más inquietante que piadoso.
Uno de los primeros cuatro, el que acariciaba su colgante, levanta la vista al verlos acercarse:
"Ahí llega la Santa Compaña. Mejor que nos pongamos en camino antes de que se nos haga tarde."
Entonces, se gira hacia María, Rachel y el grupo:
"¿Y vosotros? ¿Qué buscáis por estos bosques? No parece que estéis en peregrinación. ¿Estáis perdidos, o siguiendo alguna llamada?"