AgumonDX Rápido, las cuentas.
Si 22 kWh nos dan para hacer 100 kilómetros... efectivamente, no llegamos. Los 47 kWh que nos quedan en las baterías no deberían dejarnos hacer más de 225 kilómetros. Es decir, nos quedarían 25 kilómetros por delante antes de llegar a Trujillo. Pero el navegador nos dice que paremos mucho antes. Unos 150 kilómetros después de emprender la marcha.
Comenzamos el juego matemático y sacamos Electromaps. Poco antes de llegar a Trujillo hay un cargador rápido. Pero está demasiado cerca de Trujillo, sería mucho confiar en que llegaríamos y más nos valdría reducir la velocidad. Otra opción está en un pueblo llamado Romangordo. Pero nos obliga a desviarnos y la carga es de 50 kW. Descartamos.
Almaraz está en el kilómetro 200 y eso nos convence más. En una vía de servicio junto a la carretera hay cargadores de Tesla y de Zunder. Los de Tesla cargan a 150 kW y los de Zunder a 350 kW. Obviamos los segundos porque el Renault 5 carga a un máximo de 100 kW. Utilizar un enchufe superior a esa potencia nos lleva a gastar más dinero (cuanto más potente el cargador, más cara la tarifa por norma general) pero seguiremos cargando a un máximo de 100 kW.
Hemos hecho bien los cálculos y nos quedaba muy poca carga en la batería. Llegamos con un 10% de la misma. Estábamos tranquilos porque unos 20 kilómetros antes de llegar a Alamaraz hay otro enchufe rápido de Wenea y otros dos enchufes rápidos. Teníamos una red bien cubierta.
Conscientes de que hay cargador en el destino, la parada va a ser cosa de poca cosa. De hecho, la alargamos. Estiramos un poco las piernas, tomamos un refresco y entre vacile y vacile de "con mi diésel me hago un Bilbao-Tarifa sin parar" se ha pasado media hora. El coche está al 80% de la carga. Es decir, tenemos en la recámara unos 42 kWh. Podríamos hace unos 170 kilómetros.

Nos quedan 50 kilómetros por delante pero así podremos movernos con algo de soltura por los pueblos cercanos. De hecho, al día siguiente visitaremos el Parque Nacional del Monfragüe y allí decidiremos a dónde ir. Tenemos disponible un cargador de 50 kW en un par de pueblos cercanos y en Plasencia, una población de mayor tamaño, tenemos enchufes de todo tipo para cargar mientras comemos.
Volvemos a Trujillo en la noche del sábado y nos queda un 20% de batería. Aprovechamos para ver la ciudad. Dejamos el coche cargando y damos un paseo. Ahora el objetivo es cargarlo por completo para reemprender el camino de vuelta a Madrid con la batería llena.
Conscientes de que nos quedan horas por delante, ponemos el coche a cargar en un enchufe de 11 kW. Es más barato y vamos a pasar esa mañana sí o sí lejos del coche, lo mismo nos da. El coche tarda en cargarse unas cuatro horas. Llegamos al enchufe con unos 10 kWh disponibles y teníamos por delante alrededor de 42 kWh por rellenar.
Vuelta a Madrid ya sabíamos lo que nos esperaba, así que decidimos parar un poco antes. Esta vez nos detuvimos pasados unos 150 kilómetros. Sabíamos que teníamos que parar en algún momento antes de llegar con ese consumo de 22 kWh/100 km. Si nos lo propusiéramos, deberíamos llegar a la estación de Cuatro Vientos en Madrid exactamente con la batería agotada pero era tontería jugársela.
Mejor parar 15 minutos en un enchufe de Iberdrola que nos podía entregar 150 kW. Cargando al máximo de 100 kW que admite el coche, en 10-15 minutos recuperamos casi 25 kWh de autonomía. Eso nos dejaba el coche de nuevo en el 80% de capacidad. Como a partir de ahí íbamos a cargar más despacio, desenchufamos y llegamos a nuestro destino con un 38% de autonomía ya que en los 100 kilómetros restantes gastamos un poco menos de lo recargado.
Es decir, dejamos el coche con una autonomía de unos 80 kilómetros. Más que suficiente para llegar a casa y dejar el coche enchufado de nuevo para el día siguiente.
Cargando en un pequeño pueblo de Extremadura
Qué jaleo
Bueno, no tanto realmente.