Michael Huemer tiene una teoría lógico-secular muy interesante: si se asume un tiempo y espacio infinitos (si situamos en el "Big-Bang" el origen del espacio-tiempo, entonces hablaríamos de la singularidad como fenómeno que requiere un espacio-tiempo trascendente a nuestro espacio-tiempo), y una "materia-energía" (incluida la antimateria-energía oscura) finita sujeta a leyes finitas, entonces según él nuestras existencias se han dado ya infinitas veces e infinitas veces volverán a darse, ya que hay infinidad de tiempo en un espacio infinito para que las finitas combinaciones de universos posibles se den sin cesar por lo que, por probabilidad matemática, se acabaran repitiendo las combinaciones infinitas veces.
Hay que asumir en este caso la teoría del "big-crunch", y enfrentarse a la gran paradoja de la autoconciencia o ego: ¿por qué en dicho proceso infinito me toca ser auto-consciente de esta existencia en concreto? Con lo que ya nos meteríamos en teorías espirituales de trascendencia del ego-sujeto afines al Budismo o al hinduismo (el ego es una ilusión que proyecta el velo de maya).
Como dijo Nietzsche: mejor configurar y vivir cada momento como si fuera a repetirse eternamente, por si acaso de verdad vaya a suceder.