Estoy leyendo una obra maestra de la terapia y autoayuda ante el hecho de que somos hormigas obreras que deben vender la mayor parte de su tiempo a tareas que no les gustan para ganarse el pan.
Habla de cómo ayudarse a uno mismo a interiorizarlo para no volverse loco y aún sacarle jugo a las partes positivas. Al igual que habla de cómo esa es la base de la vida misma. Gestionar lo malo para encontrar lo bueno sin cegarnos a ello. Entender qué es lo que nos mantiene a flote y nos aporta cosas bonitas en medio de lo gris y rutinaria que llega a ser la vida por naturaleza.
Se llama "Trabajar sin perder el alma", y es un ensayo muy profundo, reflexivo y lleno de belleza acerca de lo dura que siempre es la vida, para cualquiera, y de cómo logramos estar agradecidos de encontrar cosas simples y bonitas en medio del caos, el dolor y el sufrimiento. Una maravilla de texto.
Su autor es André Comte-Sponville, un "filósofo práctico". No es autoayuda en el sentido clásico, sino una reflexión terapéutica, lúcida y directa, que puede cambiar tu manera de mirar el trabajo.
Resulta común sentir el peso del día antes incluso de que comience, o cuestionar el propósito de tanta prisa en un sistema que prioriza la producción sobre la esencia del ser. Sin embargo, el simple hecho de seguir adelante, sin haberse rendido del todo, posee un valor inmenso. Aunque las circunstancias no permitan grandes cambios en el trabajo o la rutina, siempre existe un espacio, por pequeño que sea, para nutrir el mundo interior y la capacidad de apreciar. Esto no es conformismo, sino una forma sutil de resistencia, un recordatorio de que, a pesar de la incesante maquinaria, la propia individualidad no se reduce a ser una mera pieza dle engranaje.
El valor de una persona no reside en el trabajo ni se define por los resultados. Sentir cansancio o frustración simplemente indica que la capacidad de sentir persiste, que aún se anhela algo mejor, y eso es lo que mantiene la esencia humana. En medio del dolor o la aparente absurdidad de la vida, siempre hay lugar para actos de significado. Una palabra amable, aportar algo bonito, la acción de enderezar una flor inclinada, o silbar alegremente al regresar a casa... son estas pequeñas y sencillas acciones las que infunden vida y revelan la verdadera riqueza de la existencia, otorgándole sentido a cada instante. A veces, solo esto basta para mantener encendida la llama interior. Mientras se conserve aquello que evoca la propia identidad, la incesante "cadena de montaje" no podrá doblegar el espíritu. Siempre es posible crear algo bello, ofrecer algo bueno o hallar calidez donde otros no la perciben. Mientras estas posibilidades existan, el mundo y el lugar que se ocupa en él sigue irradiando esperanza, incluso cuando la huida de la implacable "rueda" parece inalcanzable. En ocasiones, la alegría por las cosas más pequeñas se convierte en el acto de rebeldía más profundo. Porque aún no han logrado aplastar tu alma.