Una cosa que me sorprendió al mudarme a Madrid, que es donde se encuentra el Cayetano en su forma más destilada, es que es un colectivo con una actitud bastante más agresiva y hostil de lo que parece por sus pintas.
Como todo en ellos es apariencia y su mera existencia se la toman como una performance hacia sus iguales cayetanos, están constantemente tensos y los vaciles se los toman MUY a pecho.