¿Y de la gente que habla de su "móvil"?
Me refiero a la gente que llama “móvil” al teléfono móvil, así, a secas, como si todos los objetos del planeta que se pueden mover hubieran quedado reducidos únicamente a ese cacharro con WhatsApp y cámara cutre. Que dan ganas de preguntarles:
“Ah, ¿o sea que tu ‘móvil’ es el único objeto del mundo que se mueve? ¿Y entonces qué pasa con los muebles? Porque una silla también es móvil, un coche es móvil, incluso tú mismo eres móvil, que te levantas y te vas a mear… ¿O ahora resulta que si digo ‘ese coche es móvil’ lo que en realidad quiero decir es que puede entrar en Instagram?”.
“No, es que como todo el mundo entiende que cuando digo móvil me refiero al teléfono móvil, pues es más corto y queda mejor”… Pues dilo, que es un teléfono móvil, no la gilipollez de recortar la palabra como si fueras un vago con déficit de sílabas. Que parece que te ahogas si pronuncias dos palabras seguidas.
Lo peor es que el otro día escuché en la tele a un chaval diciendo: “Me he dejado el móvil en casa”. Y yo pensaba: ¿pero qué has dejado exactamente? ¿Un coche teledirigido? ¿Un ventilador portátil? ¿Un maldito mueble con ruedas? No, has dejado tu teléfono móvil, pero claro, decirlo entero debía ser un esfuerzo físico descomunal, no fuera a ser que se te atrofie la lengua.
La única situación en la que “móvil” por sí solo tiene sentido es en una clase de arte para referirse a un móvil de Calder, esas figuritas que cuelgan del techo y se mueven con el aire. Si no, no hay excusa: lo que llevas en el bolsillo no es “tu móvil”, es tu teléfono móvil.
Además, que como hablante de español debería ofenderme: “El payaso este llamando móvil a un teléfono, como si el idioma no tuviera ya suficientes palabras y matices…”.
En fin, que me apetecía quejarme de esta subnormalada y ya.