Voy a soltarlo sin anestesia, porque si lo pienso dos veces llamo a un notario:
Mi vecino ha iniciado un ritual arcano con la lavadora de la comunidad.
NO SÉ CÓMO explicar esto sin que suene a que me he bebido el suavizante, pero os juro por la garantía de mi microondas que es totalmente verídico.
Resulta que ayer, mientras bajaba a por la ropa, escuché unos ruidos.
Hasta ahí todo normal: la lavadora hace sonidos raros desde 1998.
Pero ayer la cosa fue distinta.
El tambor giraba en una secuencia rítmica que… no sé… sonaba demasiado intencionada.
Como si alguien hubiera programado la lavadora para intentar decir algo.
Hasta aquí pensaréis: “Bah, exageras”.
OJALÁ.
Porque de repente aparece mi vecino, con una solemnidad de sacerdote druida y una libreta llena de dibujos que parecían el cruce entre un mandala, un sudoku y un catálogo de IKEA.
Y me suelta, sin parpadear:
“Calla. Está respondiendo”.
No supe qué decir.
Yo solo quería recoger mis calcetines, no participar en el despertar de un dios primigenio del hogar.
Desde entonces, la lavadora:
No deja que nadie más programe el modo ECO.
Se niega a centrifugar si no hay EXACTAMENTE 7 prendas dentro.
Ha empezado a dejar el suavizante donde le da la gana, como si tuviera libre albedrío.
Y esta mañana ha aparecido un calcetín que no es mío, no es de mi vecino y NO ESTABA EN ESTA DIMENSIÓN AYER.
Estoy convencido de que algo está pasando a nivel espiritual, interdimensional o, como mínimo, administrativo.
Creo que mi lavadora está ascendiendo.
He abierto este hilo para debatir:
¿Puedo estar viviendo el primer contacto entre la humanidad y un electrodoméstico consciente?
¿Debo hablar con la comunidad, con un exorcista, o con el servicio técnico?
¿Es peligroso que la lavadora empiece a seleccionar sus propias coladas?
Y LO MÁS IMPORTANTE:
¿Por qué demonios la ropa sale más ordenada que como la meto?
Espero respuestas.
Me niego a que esto quede en el silencio institucional.
Si mañana la lavadora me pide tributo, necesito pruebas de que os lo conté.