La verdad es que Square no tuvo realmente un proyecto de gran éxito antes de la salida de Final Fantasy. Yo que había estado en la cima del desarrollo hasta ese momento, había sido degradado porque no llegamos a acertar y crear un juego que fuera realmente un exitazo. Llegados a ese punto, la empresa reestructuró a los equipos dejándolos solamente en cuatro, y designó a un líder a cargo de cada uno, de forma que éramos el equipo A, equipo B, equipo C y equipo D, y yo quedé como el líder del equipo A. Cada equipo tenía que presentar su idea a los gerentes, y en ese momento yo dije: «Voy a hacer un juego de rol que sea mejor incluso que Dragon Quest», y esa fue mi propuesta con Final Fantasy.
La película «Aliens: el Regreso»* acababa de salir, así que un equipo, si mal no recuerdo, el equipo de B, la usó para su presentación: «Oye podemos usar la franquicia de Alien y crear un juego en torno a eso…» Así uno tras otro, cada equipo hizo su presentación al jefe y se establecieron los proyectos. A partir de ahí la cosa funcionaba de la siguiente manera: los desarrolladores y demás miembros de la compañía podían elegir y trabajar con el equipo y proyecto que más les gustara y el cual pensaran que iba a ser el mejor y más exitoso. «Yo voy a trabajar en el proyecto del equipo A», « Pues yo voy a trabajar en el equipo B», «Yo en el proyecto C», etc.
Muy a mi pesar, solo 3 personas eligieron mi proyecto y se vinieron conmigo al equipo A, con lo que incluyéndome a mí mismo, fuimos un equipo de tan solo 4 personas. Llegados a este punto, quedé bastante desanimado y había perdido mucha confianza en mí mismo y en mi capacidad para desarrollar juegos realmente divertidos, y pensé para mi: «¿Sabes qué? Voy a hacerlo lo mejor que pueda. Realmente me gustan los juegos de rol y quiero sacar adelante este proyecto, y tal vez este sea para mí mi último juego, y si no tiene éxito tal vez la industria de los videojuegos no sea para mi y será mejor que me vaya».