Yo no voy a mentir, Ibáñez nunca ha formado parte de mi vida, sí que leí algo suyo de pequeño, y releí varias veces el de las Olimpiadas de 2004 que me encantaba que creo que es lo único que tengo de él, pero nunca he sido fan suyo ni tengo un montón de cómics suyos ni lo he leído recurrentemente ni nada.
Ahora, como aficionado al mundo del cómic que soy y amante de este mundillo no puedo más sino que reconocer su grandeza, se nos va un hombre que ha marcado a varias generaciones, posiblemente el mejor dibujante de cómics de la historia de nuestro país, y hoy, incluso aunque no seas fan del mundo del cómic, toca estar triste, porque se ha ido una de los mejores artistas de nuestras tierras.
Descansa en paz, maestro, que te lo has ganado.