A ver, Ronaldinho es la respuesta más simple. Que un tio con dos Balones de Oro se vaya con 28 años a jubilarse al cementerio de elefantes que era por entonces el Milan fue una prueba de que la cabeza le iba a un ritmo distinto al de los pies. Aunque tuvo 3-4 años muy buenos en el Barça y un par de buen nivel en el PSG, ha tenido una carrera muy inferior a lo que se esperaba de él, pero no está en el mismo saco que Torres (más quisiera en el de Fuenla).