Algunas sí que son así, y son las gomis de toda la vida para turistas, pero hay algunas marcas, una como de una salamandra que no recuerdo el nombre, que efectivamente son carísimas, pero las gominolas son el cielo en la tierra. Cuestan caras pero merecen la pena para darse un capricho. Con esto quiero decir que con el mundo de gominolas premium habrá que distinguir las que ofrecen las culebras de toda la vida a precio de oro, de las que ofrecen unas gominolas diferentes a las de Fini o Miguelañez, mucho más elaboradas y más caras, para darse un homenaje un día.