Las intenciones del jambo para con el Violencia Club de Fúrbol llevan siendo dolorosamente evidentes desde, como mínimo (pero como mínimo mínimo), 2016.
Claro, que si en ese momento te quejabas, dicha queja caía incluso en ese marasmo de lugares comunes sobre lo exigente/impaciente que es la afición del VCF y que quieren ganar ligas y Shempions y todo esto.
Pues nada.
Pero es que, hasta mucho más tarde, todavía ha habido que padecer a estos típicos valencianistas monchitos cuyo leitmotiv es que Marcelino y Parejo y Coquelin son caca (sobrevalorados y tóxicos como una parienta celosa) y que hay que esperar a nosequé.
Pues na.
Segundazo de este ex-club de fútbol que, de hecho, demasiado ha tardado en llegar.