Rati observó el cuerpo agonizante de Ismael. No había salvación ninguna para él y la batalla parecía bajo control, además de que él ya no podía sanar a nadie. Así hizo un último movimiento:
Que Pelor libre del dolor
Que no prolongue la batalla
Arma fiu fiu ve al troll
Y con todo esto acaba
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Una vez hecho esto fue junto al cuerpo agonizante de Ismael y se arrodilló.
-Tus heridas no tienen curación. Pero tu alma sí. Seremos miserecordiosos y os garantizo que si os arrepentís habrá un sitio para ti en Ganimedes. No podéis perderos. Allí veréis maravillas con las que nunca has soñado. Si bien tu cuerpo no puede ir, sí tus ojos llegarán allí. Acepto llevar tus ojos para que vean el nuevo mundo y gocen de la bendición de Pelor.
En ese momento procedió a sacar un cuchillo y mostrando su habilidad de ebanista arrancó de forma limpia los ojos de sus cuencas antes de que Ismael diese su último aliento.