Estoy bastante caliente, así que he decidido venir aquí a soltarlo y desahogarme.
Tengo un bar aquí en Valencia, en una zona de ambiente universitario. Llevamos un tiempo que todas las semanas pasa la policía varias veces a hacer inspecciones de todo lo que se les ocurra. Yo al principio estaba tranquilo porque intento hacer las cosas bien, y pensaba que lo tenía todo en regla, aunque últimamente ya pensaba que con el plan que llevaban, era cuestión de tiempo que me sacaran algo. Pues ayer fue el día.
Sobre las 20.00 de la noche, entran dos agentes al local, empiezan a pedirme documentación, y me informan de que me van a sancionar por tener la puerta del local abierta, que tendría que estar cerrada. Yo me quedo a cuadros. Me dicen que es por tema de ruidos, que puede molestar.
Para que os hagáis una idea, en la zona en la que tengo el local es peatonal, y los locales de la zona funcionamos con terrazas. Yo tengo 16 mesas fuera, y un par dentro, que se habrán usado 2 o 3 veces en 2 meses. En resumen, que el 99% del tiempo, dentro del local sólo estamos uno o dos trabajadores. No tenemos televisión, ni música, nada. Te podrías poner a estudiar ahí dentro. Fuera, en cambio, tengo 16 mesas, con 40 o 50 universitarios mamándose a cervezas. Pero el problema es el ruido que puede salir del local. Pues estupendo.
Para rematar, le pregunto al agente de cuánto es la sanción, y me dice que ni idea, que él rellena el acta de denuncia y ya me llegará la multa. Le pregunto también si podría solucionarlo poniendo una puerta de doble bisagra, que se abra hacia dentro y hacia fuera, porque es completamente inviable abrir y cerrar cada vez que tengamos que sacar o guardar algo. Que tampoco tiene ni idea, que pregunte al Ayuntamiento. Fantástico.
Así que aquí estoy, esperando que me llegue la multa, que el ayuntamiento me responda la duda, que el de la reforma me presupueste un cambio de puerta, y sin entender dónde estaba el problema en un principio.
Pasé más de un año en paro, cobrando la prestación, y a nadie le importé lo más mínimo. Me pagaban y todos contentos. Ha sido montar un negocio, y tener al Estado encima hasta que he caído por algún lado. Así nos va.
En fin, perdón por el ladrillo, pero me toca mucho la moral todas las horas que tengo que dedicarle al negocio, del que aún no he visto un duro, para que vengan a joder así con tonterías.