El arbitraje en baloncesto es clave en el desarrollo del juego porque está constantemente interviniendo en él con decisiones que afectan directamente al marcador y, por ende, en playoffs hay que apretarles porque, como en la vida, el que no llora no mama.
Pero eso es una cosa y otra que no haya prácticamente jugada suya en la que no les haga un gesto, se les quede mirando o vaya a hablarles con el juego parado.
Y no, en el Madrid no era TAN así. Ni de cerca, vamos.