No voy a hablar de mis pesadillas porque son bastante aburridas y monotemáticas ya que el 99% de ellas involucra de una forma u otra un examen de matemáticas. Al ritmo que voy me jubilaré y seguiré soñando con bachillerato.
Pero sí que os contaré una de las ensoñaciones que tuve hace varios años, que cuando se la conté a mis amigos nos dio para unas buenas risas.
Resulta que estaba con un amigo y el amigo de un amigo en un centro comercial. Era el típico de las pelis estadounidenses con varias plantas, escaleras mecánicas y barandillas metálicas con paneles de cristal. (nota: fui con ellos a un centro comercial similar en la vida real con anterioridad).
Total que nada más entrar nos percatamos de que hay bastante jaleo y gritos. No tardamos en localizar la fuente: un grupo de chicas vestidas de "sailor moon" que estaban agrediendo a los inocentes clientes, llegando incluso a tirarles al vacío desde las plantas superiores.
No sabemos quiénes son o por qué están haciendo tal cosa, pero llegamos rápidamente a la conclusión que ese comportamiento no es tolerable y decidimos ir a quejarnos al dueño del centro comercial para que tome las medidas pertinentes (ciudadanos modélicos, lo sé).
Llegamos al despacho del susodicho, el cual es bastante más lujoso de lo que uno esperaría, y le explicamos la situación.
Pues va, y nos dice que ese no es problema suyo y que no le molestemos que tiene mejores cosas que hacer (contar billetes, supongo).
Ante su negativa a responsabilizarse por la muerte de gente en su propio establecimiento, decidimos insistir y le damos una paliza para ayudarle a empatizar con el dolor de esa pobre gente siendo masacrada por las chicas locas.
Cuando apenas le habíamos dado un par de collejas y patadas oímos gritos detrás nuestra y vemos a través del umbral de la puerta, al final del pasillo por el que habíamos venido, a los guardias de seguridad, los cuales parecían muy enfadados por lo que le habíamos hecho a su jefe (se ve que era más importante detenernos a nosotros que a las terroristas).
Pillados con las manos en la masa decidimos que tenemos que poner pies en polvorosa inmediatamente. Afortunadamente para nosotros había, de forma muy conveniente, un ascensor en el despacho.
Entramos rápidamente en él y veo que solo permite ir hacia abajo. Golpeo frenéticamente el botón de "cerrar puertas" mientras los pasos de los seguratas resuenan cada vez más cerca.
Pues en ese momento, no os lo perdáis, uno de mis compañeros decide asomarse por el umbral de la puerta repetidamente para ver cómo de lejos estaban nuestros perseguidores.
Ante esto yo, muy irritado, le espeto a que se meta dentro o no se van a cerrar las puertas y lo agarro para tirar de él. Finalmente las puertas se cierran in extremis y empezamos a descender.
NOTA: Este sueño tuvo lugar en una época en la que, por algún motivo, aparecían recurrentente este tipo de situaciones con los ascensores.
Finalmente el ascensor llega a su destino y resulta que estamos en las "alcantarillas". Y lo pongo entre comillas porque, aunque nunca he estado en unas en la vida real, se de buena cuenta de que habitualmense suelen ser un lugar frío, oscuro y húmedo. En ese caso era un pasillo larguísimo con suelo y paredes de hormigón y muy bien iluminado. Pero lo que más destacaba era que estaba atravesado por multitud de tuberías de agua algunas de las cuales estaban incandescentes por lo que deducimos inmediatamente que era mejor no tocarlas porque nos íbamos a quemar.
Ante esto, proseguimos con nuestra huida por el pasillo, saltando y deslizándonos por el suelo mientras esquivábamos las tuberías.
Y por si estar esquivando las tuberías no fuera lo suficientemente difícil, resulta que el mismo compañero que se estaba haciendo el tonto asomándose por el umbral de la puerta del ascensor hace unos momentos, ahora tenía allí su bicicleta (esta persona era conocida por tener una bicicleta). Y como no la podíamos dejar allí tirada, pues íbamos cargando con ella por turnos.
Lamentablemente el sueño acabó ahí, pero quiero pensar que conseguimos escapar y salvar la bicicleta.