Georgie aparca el sedán en una esquina sombría de los muelles, apenas iluminada por tenues luces distantes. Con un gesto seguro, invita a Elijah y Jazz a seguirle. Caminan entre las sombras, atravesando los muelles prácticamente solitarios a esa hora, hasta llegar a su destino.
Frente al club, un joven de unos veintitantos años vigila la entrada. Es de origen árabe y, aunque más bajo que Georgie, su porte denota fortaleza, realzada por la notable cicatriz que cruza su mejilla.
"¿Qué pasa, Jamal?" saluda Georgie con familiaridad.
"Georgie. ¿Vas a entrar esta noche?" responde Jamal, su tono mezcla de respeto y camaradería.
"Sí, aquí con mis compas del barrio" añade Georgie, presentando a sus acompañantes.
"¡Eh, pero si ese es tu hermano Elijah! Hola, Elijah, soy muy fan" dice Jamal, reconociendo a Elijah por primera vez. Luego, su mirada se torna seria. "No es mayor de edad, colega".
Georgie sonríe con complicidad.
"Vamos, pequeñín, por los viejos tiempos. No me hagas quedar mal con mi hermano y su amigo", insiste. Luego, se dirige a sus acompañantes. "Este tío era el base del equipo antes de Henderson. Un crack. Nos llevó a la Final Four el solito un año. Perdimos, pero eso fue culpa de Sheri, ahora que no nos oye. A Jamal le rompieron la cara. Literalmente".
Jamal ríe, señalando su cicatriz.
"Las chicas dicen que me hace interesante. Venga, pasad, pero si se entera Maeve, dame por muerto. Es una jefa de armas tomar. Cuando me mira con esos ojos me cago encima...", se estremece. "Deja a Benson en nada, os lo juro".
"Bah, no será para tanto...", suelta Georgie, arrogantemente, mientras entran. "Menudo fantasma", bromea Jamal antes de volver a su sitio.
El interior del club es una mezcla de antigüedad y modernidad, con aparejos marítimos reciclados adornando el lugar. Lámparas hechas de viejas luces de barco cuentan historias silenciosas.
En la barra, un hombre cercano a los sesenta, con aspecto de marino, conversa con una joven pelirroja. Las mesas están ocupadas por gente de todas las edades, aunque predominan los más veteranos.
Ante la pregunta de Elijah, Georgie se encoge de hombros y se quita las gafas de sol para echar un vistazo.
"Nah, aquí es territorio de viejunos. La chavalería está en la pista".
En ese momento, una camarera de aspecto adolescente, también pelirroja y de ojos verdes, se acerca a ellos.
"Esta zona es para los que tienen historias que contar", dice con una sonrisa coqueta. "Es el reino de Fiona", añade, señalando a la pelirroja de la barra. "Os aviso de que prepara los mejores cócteles de Maine. Viene gente de lejos solo para probarlos".
Georgie le devuelve la sonrisa. "¿Y cuál es tu reino, preciosa?"
"Mi reino es salvaje, vaquero" responde ella, cogiendo la mano de Jazz, que parece no saber cómo reaccionar. "Venid, os lo enseño".
Molly les guía por un pasillo hacia la zona de baile. La música electrónica vibra en el aire.
"Mi nombre es Molly, por cierto. Encantada", dice, señalando una barra con un par de camareros sirviendo copas y una escalera que lleva a unos reservados. "Si queréis subir, Maeve tiene que dar el visto bueno. Es la dueña". Luego se despide y se va a hablar con una pareja unos metros más allá.
"Bueno, ¿pedimos esa cerveza?", pregunta Georgie, que parece desubicado. Elijah entiende que no ha estado tantas veces en el club como el muy fanfarrón dice.