Cuando suena el despertador, Rachel se despierta hecha polvo, se siente como si un camión le hubiera pasado por encima, tiene frío por haberse acostado sin pantalones y parece que nota un ligero dolor de garganta tras pasar la noche anterior con la ropa húmeda. El diario pesa sobre su pecho y su móvil está casi sin batería, mierda, no le va a dar tiempo a cargarlo completo mientras se prepara, aún así lo conecta.
Se baja de la cama como puede con los ojos hinchados y se prepara la ropa para ducharse, no es que le guste demasiado ducharse por las mañanas pero huele regular y nota el pelo sucio, así que no puede postergarlo más.
Entra al baño y se da una ducha caliente, calentísima, mientras escucha Once de Nightwish que ya estaba puesto en su reproductor. Sigue dándole vueltas a lo ocurrido la noche anterior y a lo que ha leído en el diario, ¿quién estaría chantajeando a su padre? ¿tan al límite estaba como para terminar así y ni siquiera pedir ayuda a su familia?
Se pone el uniforme de la escuela y lo personaliza un poco con una camiseta de calaveras debajo del blazer, unas pulseras de cuero, su collar de pinchos y su colgante con la púa. Delinea sus ojos con un lápiz negro, se seca el pelo con el difusor y cuando termina se da un último vistazo con desaprobación, menudas ojeras hoy. Cuando coge el móvil mira el reloj para darse cuenta de que se ha recreado demasiado en el baño, coge la mochila corriendo, mete el diario y baja a desayunar.
Se toma el café que ha dejado su hermana medio frío y sale por la puerta con media tostada en la boca.
---Me voy mamá. ---De nuevo no espera respuesta.
Arranca el coche y de nuevo más rápido de lo permitido se dirige al instituto escuchando Run to the hills. No le apetece nada volver a ver a la señora Harper pero sí tiene ganas de ver de nuevo a algunos de sus compañeros. El libro de Mark seguía en el asiento trasero.