Clase de undécimo curso
María y Ronan entran en el aula de Economía, un espacio amplio y luminoso, el murmullo de sus compañeros ocupa el espacio. Se acomodan en sus asientos mientras la profesora Morgan, con su aire profesional y apasionado de siempre, se prepara para comenzar la clase.
"Hoy vamos a explorar un libro interesante", anuncia con un tono claro y confiado que capta inmediatamente la atención de la clase. "Se titula 'The Nordic Theory of Everything', escrito por Anu Partanen." Al decir esto, proyecta la portada del libro en la pantalla.
Ralph se inclina hacia Cindy y susurra: "¿Has oído hablar de este libro?" Cindy niega con la cabeza.
La profesora Morgan, con un gesto entusiasta, continúa: "Anu Partanen es una periodista finlandesa que se mudó a Estados Unidos. En este libro, ella compara las sociedades nórdicas con la estadounidense, especialmente en temas como educación, salud, igualdad parental y relaciones amorosas."
María y Ronan escuchan atentamente mientras Morgan se sumerge en los detalles del libro. "Partanen argumenta que, a diferencia de la creencia popular, los países nórdicos ofrecen una gran libertad individual y bienestar, gracias a sus sistemas de apoyo social. Esto contrasta con el ideal del 'sueño americano', donde la autosuficiencia es altamente valorada, pero a menudo a costa de la seguridad social y la igualdad material en el día a día."
"El libro ha generado algo de controversia", continúa Morgan, "especialmente aquí en Estados Unidos. Partanen critica cómo aspectos como la atención sanitaria y la educación están organizados en nuestro país, sugiriendo que podríamos aprender mucho de los modelos nórdicos."
Mientras la clase avanza, los alumnos se sumergen en un debate animado, impulsado por las ideas de Morgan. Las comparaciones entre los estilos de vida de Estados Unidos y los países nórdicos, presentadas de manera tan sentida por la profesora, les hacen cuestionar y considerar sus propias perspectivas sobre lo que constituye una sociedad justa y equitativa.
Al sonar el timbre, los estudiantes se encaminan hacia el aula de Matemáticas, donde ya les espera la profesora Harper. Con una actitud serena, pero firme, despliega ante ellos una serie de ejercicios meticulosamente elegidos, diseñados para ocupar los cincuenta minutos que dura la clase.
Mientras los minutos transcurren, el aula se sumerge en un silencio abrumador, solo interrumpido por el ocasional chirrido de las tizas en la pizarra o el suave roce de los lápices sobre el papel. Cada estudiante, enfrentándose a los números con mayor o menor destreza, va resolviendo las tareas asignadas.
Finalmente, todos completan su trabajo. Uno a uno, con un gesto de alivio o de satisfacción, van entregando sus hojas de ejercicios a la profesora Harper, quien los recibe con una mirada de aprobación y gratitud. "Gracias por vuestro esfuerzo", les dice con una sonrisa que refleja tanto su satisfacción por la labor cumplida como su dedicación a la enseñanza.
Justo en ese momento, el timbre vuelve a sonar, marcando el fin de la clase. Los estudiantes recogen sus cosas, aliviados y ansiosos por disfrutar del merecido descanso. La profesora Harper, con un gesto amable, les permite salir, observando cómo se dispersan rápidamente por el pasillo, cada uno sumergido en sus pensamientos o charlando animadamente sobre planes para el recreo.