Situación más vieja que el hilo negro. Chaval encoñado, tía que no, y que se siente en disposición de "equivocarse" porque ella es libre y joven.
Acaba siempre en cuernos, en mensajes de "te quiero, pero" "no te merezco" "me siento fatal", pero como se le vuelva a poner delante el tonto de turno, bragas por los tobillos.
El chaval no lo sabe pero según han acabado las cosas, le ha tocado la lotería por adelantado.