En muchos países de América latina no hay normas para los peatones ni el tráfico, así que la gente está acostumbrada a cruzar cuando y donde le sale de los huevos.
Recuerdo un amigo cuando fue a Perú con su novia, que es de ahí y me decía que literalmente temía por su vida cada vez que cruzaba la calle. Los coches y motos no frenaba y simplemente le esquivaban.