Milly y Ronan
Olaf guía a los jóvenes por el sendero hacia El beso del bosque, su voz es firme y contrasta con el entorno sereno y cada vez más frío al atardecer.
Mientras habla, su semblante refleja una mezcla de seriedad y preocupación. "No lo sé. Según la mitología, el Sluagh posee una serie de poderes sobrenaturales, algunos bastante temibles. Dicen que puede dividirse, reunirse en un solo ser, intentar invadir tu mente, cambiar de forma, imitar voces e incluso volar", comienza, mirando hacia el oeste como si esperara ver algo alarmante.
Continúa, cerrando brevemente los ojos. "Se dice que vienen del oeste y que, para protegerte, debes cerrar toda puerta y ventana que mire hacia esa dirección." Una ráfaga de viento sacude las ramas cercanas, haciendo que Olaf se detenga un instante, observando con atención antes de proseguir. "Vienen con el viento y el frío, así que una ráfaga inusual puede ser un indicio de su cercanía."
Su tono baja un poco, casi en un murmullo, "No se les puede matar, pero sí es posible encerrarlos o sellarlos con el hechizo adecuado... Dios santo, debo sonar como un viejo chiflado." Se pasa una mano por la barba, una sonrisa breve asomando a pesar de la gravedad del tema.
Finalmente, mientras el grupo se acerca al claro del bosque, Olaf se detiene, girándose hacia ellos con una expresión grave. "Si aparece, huid, corred hacia el molino. La puerta del mismo está orientada hacia el este. O refugiaos en cualquier otro edificio y atrancad la puerta, pase lo que pase, escuchéis lo que escuchéis... A pesar de todo, un Sluagh es solo un siervo, un guardián o un carroñero que ha llegado como consecuencia de algo más grande. Tened los ojos abiertos." Su mirada escudriña sus rostros, asegurándose de que han comprendido la seriedad de la situación.