Rachel (Spoilers masivos)
"Ni un segundo de ello", contesta Cindy con una sonrisa amarga.
En el instante en que Rachel firma, juraría que el antiguo tomo comienza a susurrar una letanía casi imperceptible, un murmullo que parece emanar de sus páginas centenarias. Mientras, un frío penetrante se apodera de su cuerpo, congelando su sangre y helándole los huesos. Cindy retrocede un par de pasos, observándola con sus enormes ojos grises, manteniendo un silencio sepulcral.
De pronto, un dolor punzante irrumpe en el brazo de Rachel, tan intenso y abrasador como si la carne estuviera siendo marcada con un hierro candente. El tormento la desequilibra, forzándola a caer de rodillas sobre el suelo frío y duro. La letanía aumenta de volumen, convirtiéndose en el único sonido que domina sus sentidos: un cántico ancestral, emitido por un coro de voces femeninas en un idioma desconocido, pero imbuido de un poder oscuro y arcaico. Su respiración se entrecorta, y el latido de su corazón resuena en sus oídos como un tambor de guerra.
Cuando Rachel cae de espaldas, su mirada se eleva al cielo nocturno, donde copos de nieve comienzan a caer en una danza silenciosa. Entre ellos, un grito desgarrador rompe la quietud de la noche, un lamento espantoso que parece rasgar el mismo cielo. Es el llanto de un ser inimaginable, una voz que anuncia la llegada de la perdición.
“¿La oyes, Carson? Es el Ángel de la Muerte. Otros la llaman Banshee. Te ha marcado, como antes marcó a muchos otros. Ahora eres una de nosotros, parte de un destino que tú misma has elegido”, dice Cindy, extendiendo su mano para ayudar a Rachel a levantarse. Su voz es suave, pero hay un peso en sus palabras que resuena con una gravedad inquietante.
“Para sobrevivir, tendrás que confiar en mí, al igual que en Jake. Y nosotros en ti. De lo contrario…” Cindy deja la frase en el aire.