Cindy se pone de pie, alisando su vestido que se ha arrugado al agacharse. Luego, levanta la mirada y fija sus ojos en Rachel por unos momentos, como si estuviera calculando sus próximos pasos.
"Podría simplemente responder a tu pregunta, o podría compartir contigo todo lo que sé", dice finalmente, con una voz que lleva un matiz de seriedad.
"Pero, siéntate, Rachel", dice Cindy, utilizando su nombre por primera vez, mientras se acomoda en una de las enormes piedras caídas. Lentamente, comienza a narrar con un tono nostálgico y melancólico, su voz resonando en el silencio de los Arrabales cubiertos de nieve.
"Hace mucho tiempo, tres amigos —un niño y dos niñas— jugaban juntos aquí en Los Arrabales, el hogar del niño. Corrían por estos mismos campos, trepaban las paredes del muro, en aquella época intacto, llenos de vida y risas." Cindy señala hacia donde alguna vez estuvo el muro, ahora solo un recuerdo en el paisaje. "Una de las niñas tenía una hermana gemela, débil y enfermiza, que no podía unirse a ellos en sus juegos. Sin embargo, cuando se sentía lo suficientemente fuerte, los acompañaba, recogiendo flores, adornando la base del muro para hacer su mundo un poco más bello."
A medida que Cindy cuenta la historia, su mirada se pierde en el pasado, observando los campos cubiertos de blanco, como si pudiera ver a los niños jugando allí. "Un día, la niña enferma mostró signos de recuperación. Los médicos eran optimistas, creían que podría llevar una vida normal. Con entusiasmo, su hermana y sus amigos la invitaron a trepar el muro y ver Innisport desde lo alto, como siempre había soñado. A pesar de su reticencia inicial, aceptó, ilusionada por cumplir su sueño."
Cindy gesticula hacia la cima de lo que fue el muro. "Llegaron a la cima y, por un momento, el mundo pareció detenerse. Allí, en lo alto, con los vientos fríos acariciando sus rostros, contemplaron las vastas extensiones de Los Arrabales y Campbelltown. Sus risas se mezclaban con el aire fresco mientras soñaban despiertos, imaginando un futuro en el que ambas comunidades pudieran estar unidas, un mundo donde las disputas adultas se desvanecieran como la niebla matutina."
Cindy hace una pausa, su mirada se pierde en la distancia, como si pudiera ver ese momento a través del tiempo. "Pero en ese instante de inocencia y esperanza, el destino intervino de la forma más cruel. Bajo sus pies, el antiguo muro comenzó a ceder. Al principio fue apenas un murmullo, como un susurro del pasado que se negaba a ser olvidado. Pero luego, sin advertencia, se transformó en un rugido ensordecedor."
"El muro, que había soportado el peso de la historia y los secretos de generaciones, colapsó bajo el peso de las gemelas, arrastrándolas en un alud de piedras y polvo." Cindy baja la mirada, su voz ahora apenas un hilo en la vasta quietud de los Arrabales nevados. "En un abrir y cerrar de ojos, la alegría se tornó en desesperación, y lo que había sido un lugar de juegos y risas se convirtió en un escenario de tragedia."
"En medio del caos, un hombre, imponente como una montaña, apartó a los niños y se lanzó bajo los escombros en un intento desesperado por salvar a las gemelas. Logró rescatar a una, pero el muro cedió nuevamente, atrapándolo a él también", continúa, apesadumbrada.
"Cuando llegaron los servicios de emergencia, lograron liberar al hombre y a la otra gemela. Ambos estaban gravemente heridos; el hombre jamás volvió a ser el mismo. En cuanto a la gemela, se dijo que había sido enviada con sus abuelos maternos para recuperarse, pero los niños nunca lo creyeron. Estaban convencidos de que había muerto y que sus padres lo habían ocultado, presionados por los dueños de la muralla, que a su vez eran, de alguna forma, los propietarios de la ciudad. La gemela superviviente se sumió en la oscuridad, perdiendo el contacto con sus amigos y viviendo consumida por la culpa, deseando haber intercambiado su lugar con su hermana."
Cindy hace una pausa, su voz se apaga en un susurro. En sus ojos se refleja un dolor profundo, como si estuviera reviviendo cada palabra de la trágica historia. La nieve sigue cayendo suavemente, cubriendo los restos del muro y los campos de Los Arrabales con un manto blanco, añadiendo una capa de serenidad al paisaje melancólico.
"¿Sabes? La gente es capaz de hacer lo impensable para recuperar a un ser querido. Por amor...", murmura Cindy, casi para sí misma. En ese momento, su voz se funde con el silencio de la noche nevada, y la tristeza de sus palabras parece impregnar el aire frío.