Rachel
“No tengo ni la más remota idea de dónde se puede estar escondiendo Halloway, no desde lo de ayer. Y honestamente, dudo que tenga algún interés en echarnos una mano. Él nos envió en aquella búsqueda sin imaginar lo que realmente íbamos a encontrar. Si empezamos a hacerle preguntas ahora, seguro que levantamos sus sospechas. Aunque, tal vez, si Bruer, tu compañera, se acercara a pedirle ayuda… Ethan ha estado perdidamente enamorado de ella desde primero”, explica, esbozando un plan con una mezcla de cautela y astucia. “Pero no nos hagamos ilusiones, no es ningún ingenuo. Es un Halloway, después de todo, custodio de secretos ancestrales. Astuto y peligroso”, agrega, como advirtiendo sobre el terreno que pisan.
En ese momento, Cindy se ausenta brevemente, dejando a Rachel sola con sus pensamientos. Al regresar, trae consigo el cálido consuelo de dos tazas de café. Con un gesto suave, deposita una frente a Rachel, así como una pequeña jarra de leche y azúcar, antes de tomar asiento de nuevo.
Agarrando su taza, el vapor serpenteando entre sus dedos, Cindy retoma la conversación con una voz cargada de melancolía.
“He estado reflexionando sobre quién podría ser ‘la llave’, la hija rota de Irlanda, y no me gusta la respuesta que encuentro. Sería incapaz de arrastrar a alguien más por ese camino, no después del tormento de Aislinn. Y pensar en involucrar a la hermana de Ronan… eso me resulta impensable”, susurra, dejando entrever la profunda cicatriz que el accidente de su amiga ha dejado en su alma.