Bailey Bruer
McWendy´s del Barrio de Santa Úrsula, con María, Milly y Ronan
Mediodía, 4 de Octubre de 2023
Mientras Bailey come, nota cómo María parece... distanciarse. Ocurría a veces, y aunque a Bailey no le parecía del todo normal, o bueno, sabe que María tiene problemas y que ella misma no puede ayudarla tanto como le gustaría. Entiende que María haya desarrollado un mecanismo para tratar con ello. Aunque la preocupan esos momentos en que María parece irse a otro lugar, la chica rubia no la molesta ni la recrimina por ello.
Pero es la primera vez que la ve sangrar por la nariz.
De hecho, es la primera vez que ve a nadie desangrarse por la nariz. Bailey abre los ojos como platos y se queda paralizada, con la hamburguesa en las manos, mirando cómo a su amiga parece que se le escapa la vida por la nariz.
"¡SANTO DIOS!" Bailey exclama, reaccionando al fin. Rápidamente deja caer la hamburguesa que tiene entre manos y se inclina hacia su amiga. Con un brazo, envuelve el cuello de María para mantenerle la cabeza enderezada, al tiempo que utiliza el resto de su cuerpo para más o menos afianzar el de María. Con la mano libre, coge unas servilletas y trata de taparle la nariz, pero la sangre rápidamente supera las patéticas servilletas de un antro de comida rápida y empieza a bañar la mano de Bailey. Al ver que la cosa no funciona, Bailey no duda ni un instante en desenrollarse su bufanda escocesa y tapar la nariz de María, con la esperanza de detener o al menos ralentizar la hemorragia con ella.
El corazón de Bailey se desboca, pero toda su atención está puesta en el rostro de María. Aunque a la chica rubia se le humedecen los ojos de miedo, lo que le importa es que su amiga no se le muera en sus brazos. Bailey se pega más a María, casi acunándola pero tratando de moverla lo más mínimo, y le susurra al oído. "María, por Dios, despierta. ¡Por favor, por favor, despierta!"