Mi ciudad está plagada de gitanos. Pero plagada, plagada. No hace falta irse a las 3000, están por todos lados.
Sólo puedo decir que uno de mis grupos de WhatsApp se llama Anti-Gitanos. El resto no lo sé, pero yo puedo escribir un libro sólo de experiencias con gitanos. Es el único tipo de gente que puedo decir que detesto quedándome tan pancho y sudándome tres cojones lo que cualquier pintamonas bienquedista pueda decir al respecto, porque antepongo mi experiencia vital a cualquier tipo de consideración filosófica de mierda que un NPC pueda tener.
Digo más, de los pocos gitanos honrados que conozco, muy buena gente, todos, pero todos, sin excepción, reniegan de los suyos y los gitanos reniegan de ellos. Es que hasta los gitanos de bien se llevan mal con los gitanos. Así es la cosa.