Recuerdo que una vez mis padres me llevaron a la óptica cuando era crío y me aumentó la miopía, y pillé un disgusto de los gordos, no sé porqué me afectó tanto, pero me afectó, no podía parar de llorar.
Incluso me llevaron a El Corte Inglés, que estaba al lado, a merendar un croissant de chocolate, pero aún así, que yo seguía muy triste por lo de la puta miopía, que ya ves tú, pero yo qué sé, cosas de críos, y también empeñado en que no quería hacerme las gafas nuevas, que me negaba a estar más cegato.
En un momento dado mi padre se fue, dejándonos sólos a mi madre y a mí, y al cabo de un rato reapareció, y me dio algo diciéndome: "Creo que con esto se te pasará el disgusto".
Era el Spyro 2, el juego que más ganas tenía de tener en aquel momento, me había visto fundir el primero, que me lo compró piratilla, y ahora me había comprado el segundo original, y también me dijo algo del palo de que tendría que ver bien para poder jugar bien al juego.
Se me pasó el berrinche al momento, accedí de buena gana a cambiarme las gafas y desde entonces Spyro 2 es uno de mis juegos favoritos de toda la historia, y esa copia que aún conservo uno de los juegos más preciados de mi colección.
También recuerdo en secundaria, época de PS2, que en el colegio comíamos a las 13:30 y no teníamos clase hasta las 15:00, y ese rato después de comer teníamos que pasarnóslo en el patio, supuestamente, pero uno de la clase vivía a poco más de 5 minutos del colegio y a esas horas, con sus dos padres currando y su hermano pues en el mismo cole que nosotros, no había nadie en casa.
Así que comíamos a toda velocidad y salíamos pitando para su casa, y joder, menudos recuerdos de viciarnos entre clases después de las comidas al San Andreas, al Metal Gear Solid 3, al Kingdom Hearts 2 y de competir entre nosotros picándonos al NBA Live 2005, al Battleftont II, Soul Calibur 3, Budokai y Tenkaichi 3, Tekken 5, a un par de Dinasty Warriors...
Nos viciábamos hasta que eran casi las 3 tocadas y después se nos salía el corazón por la boca por haber tenido que ir corriendo de vuelta al colegio a toda pastilla, pero joder, merecía la pena.
Y ya, para acabar, muy buenos recuerdos de un verano pasándonos con mi prima el Spyro 3, y como en casa de esta misma prima, que aunque yo tenía la PS1 ella tenía al N64, nos juntábamos para cenar muchos viernes y joder, recuerdazos tengo de estar consiguiendo estrellas en el Mario 64 en la habitación de mis tíos con mis primos con unos cuantos cachos de pizzas del Pizza Hut puestos en una caja sobre la cama.