En marzo, durante Semana Santa, me propuse a volver a jugar, al menos un rato. Tenía como opciones empezar uno de 3 juegos:
- Dante's Inferno. Una copia de God of War, perfecto para retomar mis hábitos de juego y recordar viejos tiempos.
- Bayonetta. Un Hack and slash desenfrenado, bastante parecido a DMC en ciertos aspectos.
- Batman: Arkham Origins. Prácticamente una skin de Arkham City, un juego que me encantó y que recuerdo bastante bien.
Elegí Arkham Origins, porque sus mecánicas y su planteamiento me parecieron más fáciles de dominar para alguien completamente oxidado como yo.
Una noche encontré un rato libre para jugar y, después de 1 hora, empecé a sentir dolor de cabeza. Fui insistente y no dejé que eso me detuviera, seguí jugando 1 hora más, hasta que el dolor se volvió insoportable. Se lo conté a un amigo y él me comentó que suponía que lo de jugar (coordinación mano-ojo, básicamente) era una habilidad que se podía perder, igual que cualquiera otra. Que necesitaba «ejercitarme» de nuevo, poco a poco, para volver a tener la habilidad de antes.
Seguí su consejo, jugué únicamente media hora durante unos días. Luego media hora, una pausa de cuarenta minutos a una hora, y jugar otra media hora. Poco a poco fui incrementando el tiempo, hasta que después de algunas semanas, fui capaz de jugar 2 horas seguidas sin problemas. Fue como tener sangre en las venas de nuevo.
En el juego todo iba marchando bien, hasta que me di cuenta de diversos bugs y problemas que presentan los retos (shadow vigilante, Gotham protector y worst nightmare) para conseguir algunas mejoras que no se pueden conseguir de ninguna otra forma. Eso frenó muchísimo mi avance. Empecé a pasar más tiempo buscando guías, consejos en foros, vídeos, etc.
Finalmente, dejé de tener suficiente tiempo para jugar y tuve que dejarlo nuevamente. Al menos, durante esas semanas que pude jugar, me sentí vivo otra vez. Espero que dentro de algún tiempo (no demasiado) vuelva a tener la oportunidad de seguir jugando para terminar mi aventura como Batman.