Dios mío bendito, te lo ruego.
Dame la vigorosidad y testosterona necesaria para poder disfrutar de todas y cada una de esas nalgas.
Es que todas tienen unas nalgotas, diseñadas al milímetro por la madre naturaleza para soportar toscas y letales embestidas de macho mientras producen un placer sexual indescriptible en el proceso.
