Como juez, creo que alguna vez lo he comentado, la decisión más díficil de tomar, según mi postura, es justamente la de la prisión provisional. Adoptas la medida más excepcional de privación de libertad sin condena de por medio ( que ha ponderado el conjunto probatorio de cargo y de descargo y ha concluido con la desvirtuación de la presunción de inocencia del investigado) y con juicio en prospección de los riesgos y fines de la prisión preventiva. Es una tesitura de valoración jurídica, en ocasiones, compleja.
Y, por otro lado, el alcance y presupuestos de la prisión preventiva es la que los profesionales del derecho notamos que entraña más brecha entre el operador jurídico y la sociedad lega en derecho. Básicamente porque se desconocen los fines a los que atiende y se le da el incorrecto trato de pena anticipada.
Yo he adoptado decisiones de no prisión criticadas policialmente que, a la postre e indudablemente, se han mostrado como totalmente acertadas; otras, diría que escasísimas, o la he puesto o no dictaminado y, tanto en un sentido como otro, se ha revelado como no oportuna (a veces porque jurídicamente era idonea en ese momento por el cuadro indiciario y de riesgos existente que luego es contradicho por nuevas diligencias; otras por simple equivocación de aquella prospección).
Con esto, solo quiero transmitir, porque veo comentarios que banalizan la génesis lógica de nuestra labor jurídica, que es una decisión informada por unos requisitos y que no edta fácil tomar.
Un saludo.