Llevo echando polvos desde antes de que a Eisenhower le ascendieran a cabo primero, pero el polvo mejor que he echado fue en Da Hang, Vietnam. Las chicas pasaban la revisión sanitaria cada día, follábamos con todas las garantías, de forma ordenada, muy militar. Así fue hasta que a un gilipollas se le ocurrió contar a su mami, que jodía cada día en Vietnam. Eh bueno... entonces el invento se fue a la mierda. Unos tíos del congreso que tenían el culo tan dado de sí que no podían tirar un pedo después de beber una cerveza, empezaron a decir que los marines en servicio no podían ir a las casas de putas. Reaccionamos como lo hubiera hecho cualquier marine, les saludamos y nos fuimos a paso ligero a la casa de putas más asquerosa que había, donde pillamos la sífilis, la gonorrea, montones de piojos y desde entonces... teníamos mucho más cuidado cuando nos enrollábamos con alguna tía. Eso es la guerra, chico, te lo aseguro.