Ya me la acabé. Los personajes son geniales, pero es verdad que muchas de las situaciones que crean para mover la trama son bastante inverosímiles. Aparte de los kilos de maquillaje que lleva Collin Farell para lucir como los feos que Hollywood pasa de contratar, El Pingüino también está recubierto por un plot armor sideral.
El final no deja a nadie indiferente. Lo que han hecho con el villano más narizón de Batman me recuerda muchísimo a lo que consiguió Christopher Nolan con el Joker de Heath Ledger. Una actualización brutal que creo que ya se va a quedar para siempre en el imaginario colectivo y traspasará todos los medios. Aún así de momento gana el Joker porque al menos él tuvo que enfrentarse a Batman, y aquí Oz aprovecha que Crepusculito se ha marchado de retiro para cuidar su salud mental o a saber que pollas se inventan para justificar su ausencia.