Hace tres décadas, la infancia española se hizo añicos. No por esperado se hizo menos doloroso. Sonia Martínez, uno de los referentes de los más pequeños de la casa, falleció por un fallo multiorgánico a causa del sida, una sepsis y una cirrosis hepática. Estaba a punto de cumplir 31 años. La espiral de autodestrucción en que cayó y le hicieron caer es casi inenarrable. Con motivo de la efeméride de su muerte, TVE, la otra casa de Sonia, está preparando un documental sobre su figura. Los directores son César Vallejo y Ángela Gallardo y podría estrenarse el 1 de diciembre, Día Internacional del Sida.
El ascenso a la fama de nuestra protagonista fue tan meteórico como su caída. Hasta ese momento no se había visto algo igual en la historia de la pequeña pantalla. "Tuvo éxito desde el primer instante porque representaba un modelo de presentadora infantil que nunca se había visto. Anteriormente los modelos que acompañaban a los niños eran representaciones de una hermana mayor, una bibliotecaria o incluso Mayra Gómez Kemp. Sonia es la primera chica joven guapa, casi como una novia, tiene mucha espontaneidad y su figura engancha tanto a niños como a mayores", confiesa César Vallejo.
DEPRESIÓN
Antes de presentarse a los castings de TVE, en Sonia se vislumbraba un futuro prometedor porque su afición a la natación le llevó a convertirse en 1983 en subcampeona de Castilla. Esto provocó una alegría inusitada en su hermana pequeña, Irene, componente del equipo nacional de gimnasia de 1979 a 1984 con el que participó en los JJOO de Moscú 1980 y en los de Los Ángeles 1984.
Sin embargo, en 1982 su vida dio un giro de ciento ochenta grados. Lo primero que presentó fue 3, 2, 1... contacto (1982) y luego llegó Dabadabadá (1983-1984), donde sustituyó a Mayra Gómez Kemp. Como en aquella época en España solo había una televisión, la popularidad de Sonia le impedía caminar por la calle. Era una chica muy simpática, con una sonrisa perenne y demasiado bondadosa. Cualidades frágiles cuando se vive en el mundo de las apariencias.
La gente quería saber quiénes eran sus novios. Empezó a salir con chicos con 13 años junto a los que se escapaba al cine o a la discoteca para hacer manitas. En ese aspecto fue muy adelantada, lo que enfurecía a su padre, Jesús Martínez, mientras que su madre, Petri, no cejaba en decirle "Sonia, vives muy deprisa, la vida no es así...". Entre los romances más conocidos destacó Cayetano Martínez de Irujo y luego tuvo romances fugaces con deportistas como Maradona, Butragueño, Colomán Trabado y Futre, a quien definió como "un divertido pasota y algo macarra".
lA EXCLUSIVA DE SU BODA CON UN YONKI
Aunque hubo varios hombres con los que estuvo a punto de pasar por la vicaría, como un futbolista y un constructor, quien finalmente la llevó al altar fue José Manuel Padilla Lolo en diciembre de 1989 en el juzgado de San Martín de Valdeiglesias (Madrid). Vendieron la exclusiva por un millón y medio de pesetas. Este pobre infeliz era un drogadicto callejero que había conocido a Sonia siendo adicta a la heroína.
El origen de su espiral de destrucción data de 1985, cuando falleció su progenitora a causa de un cáncer fulminante a los 44 años. Sonia cayó en una profunda depresión agravada porque su padre tiró todas las pertenencias de su madre y no tardó en rehacer su vida sentimental. Éste se distanció y no le prestó la atención debida. Ese mismo año se marchó a Nueva York para resetearse.
Al aterrizar en Madrid no tardaría en ponerse al frente de En la naturaleza (1986). Continuó con sus rodajes, como la serie alemana Grossstadtrevier, con la que sufrió un duro golpe ya que acabaría con su carrera televisiva. La revista Interviú publicó en portada un topless mientras Sonia rodaba en Ibiza. ¿Resultado? La nanny televisiva de la generación de Yo soy también de la EGB fue despedida porque aquellas imágenes no casaban con el público infantil. Demandó al ente público y fue readmitida para sustituir a Alaska en La bola de cristal.
Pero ya era demasiado tarde. Había caído en el inframundo de las drogas. En el programa de Pepe Navarro El Día por delante (1990) relató sus primeros coqueteos con las sustancias: "Un alumno del gimnasio me dijo tú métete esto y verás que bien te sienta y tal. Empecé a meterme coca los fines de semana, luego a diario, y luego dos o tres gramos diarios". No le temblaron los labios al confesar que "yo he sido la primera famosa que ha dicho que se pincha", explicó también en su intervención, dejando entrever que no era la única celebridad que pasaba por ese infierno.
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Con su esposo, Lolo, sufrió tres abortos. En 1990 llegó la peor de las noticias, había contraído el sida. Se quedó embarazada y en enero de 1991 nació su hija Yaiza, que terminaría en un centro de acogida. Tras una operación de reasignación de género en la actualidad se llama Hugo Padilla Martínez, que también interviene en el documental y quien en la revista Pronto declaró: "Estoy convencido de que me quería, de que sufrió muchísimo al no tenerme a su lado y de que, a pesar de sus adicciones, era una persona buena, dulce y sensible".
El realizador César Vallejo desvela que en el documental "se va a descubrir que no todo lo que dijo la prensa fue verdad" y añade que entre las personas entrevistadas figuran "su hermana Irene y su hijo Hugo, Pepe Carabias, Nieves Herrero, Charo Reina, José de Santiago (periodista de Pronto y gran amigo de la finada), un paparazzi..."
El último año en la vida de Sonia distó mucho de ser una pesadilla. Fue peor. Malvivía por las calles, estaba tan desnutrida que perdió 20 kilos e incluso robó una pulsera de su madre y vendió los anillos de boda para comprar heroína. Encontró cierta paz con la bondad de un funcionario llamado José Luis, que le dio cariño y pagaba sus facturas. Él también aparece en el documental.
Sonia fue tan dura como realista en las memorias escritas para Pronto en 1991: "No puedo decir que no haya tenido suerte en la vida, sino que yo misma la he tirado por la ventana". Tras dos meses y medio ingresada en la Clínica de la Concepción, Sonia se despidió de este mundo.
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